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Oasis o espejismo

Vacunación contra el coronavirus en el centro de salud de La Almozara de Zaragoza
Vacunación contra el coronavirus en el centro de salud de La Almozara de Zaragoza
Francisco Jiménez

Las vacunas por fin empiezan a dar las primeras alegrías. Los datos cantan cifras esperanzadoras: las bajas por enfermedad en los hospitales y residencias caen en picado en los centros donde ya se ha administrado la inyección al personal. Personas mayores que llevaban meses enclaustradas pueden salir del letargo y pasear al aire libre. Hay abuelos que han podido dar a sus nietos el abrazo retrasado durante un año. Hay indicios de que la fatiga pandémica que sufre buena parte de la población y a punto está de cruzarse con la astenia primaveral puede empezar a disolverse.

Está por ver si esa alentadora estampa es un oasis real lleno de agua y tierra fértil que permitirá superar la crisis sanitaria e iniciar la remontada económica, o bien se trata de un espejismo en medio del agónico desierto. Por un lado, el virólogo alemán Christian Drosten lanza un jarro de agua fría al prever que, debido a la relajación de las restricciones, una gran cantidad de personas se infectará en poco tiempo, sobre todo los jóvenes no inmunizados, lo que llenará las UCI y muchas personas morirán. Otros expertos dibujan un panorama más alentador, y aunque no ponen en duda que habrá una nueva ola que sumar a este mar de llanto, si se mantienen las medidas de prevención y se aumenta el ritmo de vacunación será posible atajarlo.

La clave está, una vez más, en ser capaces de adelantarse a los acontecimientos. Y ahora contamos con las armas que la ciencia ha puesto en manos de la sociedad para empuñarlas contra la pandemia.

Las vacunas por fin empiezan a dar las primeras alegrías… la pregunta es cuándo podremos empezar a celebrarlo.

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