Más prudencia que prisas

El Gobierno de Aragón suspende el confinamiento de Teruel capital, por la positiva evolución epidemiológica, pero Aragón y las provincias seguirán cerradas al menos hasta el 19 de marzo. Lo cierto es que la curva de contagios está bajando. Sin embargo, la situación en los hospitales sigue siendo comprometida y la Comunidad sumó durante la pasada semana otros 50 fallecimientos y ya son 3.286 desde que comenzó la pandemia. No es aceptable resignarse a que este trágico contador siga aumentando al ritmo en que lo hace. Al margen de que la evolución del número de casos haya permitido levantar el confinamiento perimetral de los núcleos de población, se impone la prudencia para no cometer el error de eliminar restricciones demasiado pronto, como ocurrió en las tres olas anteriores con un alto coste en vidas humanas.

Los datos indican que Aragón está superando la cuarta oleada, aunque 75 pacientes continúan ingresados a causa de la covid-19 en las unidades de cuidados intensivos. Esta mejoría alimenta la tendencia a relajar las restricciones tanto en Aragón como en el resto de las autonomías. En Zaragoza se tienen puestos los ojos en el puente festivo del próximo fin de semana y en todo el país se habla de planes para la Semana Santa. Alimentar ese anhelo y relajar las medidas de forma sustancial antes de que los contagios caigan hasta niveles controlables sería un fallo trágico.

La situación es aún tan frágil que a la menor oportunidad los casos volverán a dispararse y, como hemos podido comprobar, la incidencia y la mortalidad suben mucho más deprisa de lo que bajan. En Aragón y en el conjunto del país, la situación empeoró después de una Navidad laxa. Ahora, lo oportuno es insistir en acelerar el proceso de vacunación y mantener la prudencia para ‘salvar’ no tanto la Semana Santa como el verano.