Por
  • Julia López-Madrazo

Fue muy doloroso

El teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el Congreso de los Diputados em 1981
'Fue muy doloroso'
Efe

Muy triste y muy grosero: "¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo! ¡Se sienten, coño!". Una humillación para todos los españoles que vimos cómo se violentaba la legalidad constitucional; y a nuestros representantes amenazados con pistolas y tirados por el suelo del Parlamento. Han pasado 40 años de ese mal sueño y estas líneas se las dedico a todos los que hoy intentan subvertir nuestras instituciones democráticas, que tanto trabajo nos costó construir. Pero en especial a ‘los Tres Pablos’ y a sus seguidores. Iglesias y Echenique tenían dos años. A Hasel le faltaban siete para nacer. ¿Qué habrían hecho si el golpista Tejero les hubiera apuntado al pecho con una pistola?, ¿serían tan valientes y chulos como presumen en Twitter y rapean?

Quedamos pocos periodistas de los que nos tocó trabajar esa maldita noche y los días siguientes. Nosotros solo hicimos nuestro trabajo: contar lo que estaba sucediendo como pudimos, sin ordenadores ni móviles. Con Radio Nacional de España y TVE secuestradas por militares; y solo la música militar sonando durante unas horas hasta en Radio Zaragoza. Horas más tarde, cuando se pudo recuperar el mando constitucional, las radios fueron el principal soporte de los españoles; y la tele fue emitiendo las imágenes que las cámaras mostraban solas, porque nuestros compañeros en el Hemiciclo las dejaron encendidas para dejar registro, cuando los desalojaron. ¡Unos valientes!

En Zaragoza, la incertidumbre fue espantosa. En muchos pueblos ni les cuento el miedo que se pasó; pude hablar con alcaldes desde el sur al norte, este y oeste de Aragón, fue terrible para muchas familias. Me tocó trabajar esa noche, embarazada de cinco meses, vigilando si había movimientos de la Acorazada Brunete en el Acuartelamiento de Valdespartera, metida en un Seat 600 con una vieja radio en la que solo sonaban marchas y el bando del general Milans del Bosch, una y otra vez. Luego tuve que llevarme los archivos de suscriptores y anunciantes de ‘Andalán’ a la bodega del escultor Iñaki Rodríguez, que se brindó a proteger la identidad de nuestros clientes. Desde el Gobierno Civil, nos recomendaron hacerlo porque no podían proporcionar protección.

Estuvimos muy agradecidos al gobernador civil, Francisco Javier Minondo, que estuvo en contacto con mi director, Luis Granell, en todo momento. Minondo convocó la Junta de Orden Público; con serenidad y el contacto permanente con el director general de Seguridad, Francisco Laína –que había sido también gobernador civil de Zaragoza– pudo gestionar la crisis con solvencia.

Especial mención, merece el entonces alcalde de Zaragoza, Ramón Sainz de Varanda, quien reunió a los concejales socialistas en el Ayuntamiento, y desde allí se constituyeron, en permanente contacto con el Gobierno Civil, en el mando constitucional de la Ciudad de Zaragoza para defender la legalidad vigente violentada por los golpistas. Sainz de Varanda publicó tres días más tarde en ‘Andalán’ un texto impresionante, que deberían leer ‘los tres Pablos’ y, como dice la periodista Carmen Puyó, "hacérselo copiar cien veces" a los alborotadores que destrozan nuestras ciudades en nombre de la ‘libertad de expresión’. Decía: "Acción y unidad es lo que yo pediría a un pueblo que sabe lo que vale la libertad. Unidad para defender unas instituciones a las que hay que prestigiar. Y a la ciudadanía zaragozana, la de 1808 y 1809; la del 5 de marzo; la del 15 de junio de 1977 –primeras elecciones democráticas– y del 23 de abril –manifestación por el Estatuto de autonomía–, que defienda lo que tanto le ha costado ganar. Que no pierda la perspectiva de cuál es su verdadero, su único interés". Parece mentira, pero cuarenta años más tarde, las recomendaciones de nuestro alcalde, siguen siendo absolutamente necesarias en estos inciertos días que vivimos.

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