Por
  • José Antonio Escartín Ipiens

El Vigemale y el catón

Foto de archivo de una vía de tren
'El Vigemale y el catón'
HA

En mi breve, callada y muy secundaria, pero intensa, participación en la política como militante de UCD y diputado en el Congreso en la primera Legislatura (1979-82) tuve el honor y la fortuna de colaborar directamente con el presidente del Gobierno, don Leopoldo Calvo-Sotelo, personaje de gran valía intelectual y profesional (como ingeniero de caminos, pero ante todo un humanista), si bien poco conocido por el mundo mediático del que se alimenta el poder en la democracia. Un día don Leopoldo, con su fino humor (que lo tenía a pesar de su aparente seriedad), me dijo lo siguiente: "¿Cómo lleváis en Biescas lo del túnel del Vignemale?". Hube de contestarle, y de esto hace ya más de cuarenta años: "No lo llevamos de ninguna forma, no tenemos ni idea". Él me replicó: "Vuelve a tu casa, coge un mapa y comprobarás cómo desde Madrid a Toulouse, hay 630 km, es decir 20 menos que a Barcelona, y 200 menos que a la Junquera". Y añadió: "Ten en cuenta que los ferrocarriles modernos ya no se hacen por el fondo de los valles fluviales para resolver el problema del relieve; hoy se construyen en línea recta por medio de túneles y viaductos. El más importante, el que pasaría bajo el macizo fronterizo del Vignemale, de 35 km, sería el que tendría la boca española entre Biescas y Sabiñánigo".

Mucho me dio que pensar esta conversación, máxime cuando en la primera legislatura de Aznar la línea de alta velocidad llegó desde Madrid hasta Huesca, y por lo tanto solo quedan por construir en el lado español unos 65 a 70 km. Es cierto que la línea de Toulouse a París no está incluida en la Alta Velocidad Francesa, pero los 400 km que ahorraría la vía Vignemale competirían en tiempo y coste, de sobra, con la solución de propuesta por La Junquera, Perpiñán. A estas alturas no se me ocurre pensar que tal solución por el Pirineo central se proponga como excluyente, sino en perfecta compatibilidad con los corredores Mediterráneo y Atlántico por los flancos oriental y occidental del Pirineo. Y por supuesto, ahorrarse 400 km de viaje a París no es solo un beneficio para Zaragoza o Madrid, Castilla-La Mancha, incluso para Valencia, Alicante, Andalucía, Extremadura y para la vía de acceso desde África. Que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos lo aprendí en el catón.

El túnel de baja cota por el macizo del Vignemale favorecería la comunicación entre España y Francia, acortando considerablemente múltiples trayectos

Europa está en plena reconstrucción de sus infraestructuras. Valgan dos ejemplos. El primero, la renovación del túnel del San Gotardo, que ha bajado de la antigua cota de 1.200 m a 700/800, lo que ha requerido dos túneles de 30 km cada uno que con sus auxiliares hacen más de 70 km. Han sido financiados en parte con fondos europeos y ha intervenido en su construcción la empresa española FCC. Ello ha puesto en comunicación Hamburgo y los países nórdicos con el extremo sur de Italia. El otro es el túnel submarino Tallin-Helsinki, obra faraónica que, con un costo de más de 15.000 millones de euros, va a ser financiada por la UE, o incluso por China. Nada que objetar, pero ello implica que no debería excluirse la opción ferroviaria y por carretera a través del Pirineo central.

España tiene once comunicaciones pirenaicas con Francia a través de Cataluña, no faltando autovía y tren de alta velocidad; ocho por Navarra. En Aragón, bloqueados por Francia los dos túneles de Somport (ferroviario y por carretera, es decir 17 km de costosa obra pública inutilizada) y el impracticable Portalet durante nueve meses del año por la nieve y el vetusto túnel de Bielsa; nos queda el viejo camino medieval de Santiago, el ‘camino francés’ por Somport a 1.700 metros de altitud .

Actualmente no hay ningún gran eje transfronterizo a través del Pirineo aragonés

Si los planes actuales no se modifican, no habrá ningún acceso a Europa por el Pirineo central hasta el 2050. Que en España alcanzaría la frontera francesa, desde el punto más lejano (Algeciras) en 1.000 km, es decir, 600 menos que el Corredor Mediterráneo; con lo que ello representa para el tráfico de mercancías, por ejemplo. Grandes perjudicados, Aragón, Navarra y sobre todo Madrid, la ciudad a batir desde el nacionalismo catalán, casi su negativa y única razón de ser. Grandes beneficiados, como de costumbre, Cataluña y el País Vasco.

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