Los que sufren la doble pandemia

El cáncer es igual para todos, pero no todos somos iguales frente al cáncer. Hoy, 4 de febrero, Día Mundial contra el Cáncer, quiero empezar con esta frase tan dura e impactante para poner el punto de mira en los pacientes de cáncer y su entorno.
El cáncer se erige como el principal problema sociosanitario a nivel mundial. Es la segunda causa de muerte a nivel mundial y se proyecta un crecimiento de más del 30 por ciento de nuevos casos para el año 2030. Actualmente, en nuestro país, uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres serán diagnosticados de cáncer a lo largo de su vida. Se estima que esta enfermedad afecta a 1,5 millones de personas en España y se diagnostican en nuestro país casi 280.000 nuevos casos cada año; en Aragón, la cifra es de 8.600 diagnósticos anuales.
La crisis provocada por la pandemia de la covid-19 no ha hecho sino agravar la situación de fragilidad social y sanitaria de las personas con cáncer y de sus familias como colectivo doblemente vulnerable, por el cáncer y por la covid-19. Estoy seguro de que los pacientes con cáncer son los grandes damnificados de esta pandemia, sufren las dos pandemias, aquella de la que se habla ahora mismo, la covid y la silenciosa, que es el cáncer.
Actualmente las personas con cáncer y sus familias están viviendo diversos y severos impactos de esta crisis. Por un lado, un impacto sanitario con demora en pruebas diagnósticas, tratamientos retrasados, incertidumbre y necesidad de información que ayude a reducir el miedo al contagio. La sociedad tiene miedo a acercarse al sistema sanitario, se ha dado una imagen que muestra inseguros los centros sanitarios y eso conlleva que los ciudadanos tengan miedo a acercarse a ellos. Como dato significativo, uno de cada cinco pacientes de cáncer se han diagnosticado tarde o no se han diagnosticado, con lo que esto supone para la supervivencia.
Por otro lado, tanto la persona afectada como el familiar viven un impacto emocional y social afectando al 41 por ciento de los pacientes, que desarrollaron situaciones de soledad no deseada, ansiedad por los retrasos, miedo al contagio y a volver a los hospitales, sufrimiento ante las dificultades para acompañar y ser acompañados tanto en el proceso médico como en el proceso final de la vida.
Un factor muy importante es el agravamiento de las dificultades económicas y laborales, con un presente muy incierto, rodeado de ERTE, cierres de empresas, reducción de horarios y despidos. Durante el confinamiento, un 20 por ciento de la población que padece cáncer había empeorado gravemente su situación económica. La destrucción de empleo podría afectar a la tercera parte de la población con cáncer en edad laboral, lo que supone unas 30.000 personas.
Ahora más que nunca debemos trabajar para unirnos todos los estamentos de la sociedad y declarar nuestro compromiso para contribuir a responder a las necesidades de las personas con cáncer y paliar el impacto de la pandemia en sus vidas, llegar a un Acuerdo Contra el Cáncer, para llevar a cabo las acciones pertinentes para paliar su situación de especial vulnerabilidad, así como garantizar, en condiciones de equidad, los derechos de las personas con cáncer y sus familias.
Desde esta tribuna pido a todas y a todos los lectores que manifestemos nuestra solidaridad con todas las personas afectadas por esta enfermedad y manifestemos nuestro apoyo a la investigación del cáncer, ya que es el instrumento imprescindible en la lucha contra esta enfermedad.
Vamos a crear entre todos un acuerdo contra el cáncer, unámonos por una vez y por una gran causa, la lucha contra esta enfermedad.