Por
  • Pedro Rújula

Nacionalismo banal

Opinión
'Nacionalismo banal'
Pixabay

A veces resulta curiosa la percepción que tenemos de la pandemia. Los periódicos y las televisiones, nos ofrecen una imagen gráfica y estadística de la enfermedad que nos rodea, nos invade y nos aísla. Para transmitir la realidad de esa amenaza se nos ofrecen mapas y gráficos por doquier. A través de los mapas es posible hacerse una idea de las distintas medidas adoptadas en todo el país, de dónde hay confinamientos, del cierre de los establecimientos hosteleros o del horario del toque de queda. Mediante diversas gradaciones del rojo asistimos a la intensidad con la que golpea la pandemia aquí o allá. Otras veces nos enfrentamos a representaciones gráficas de la enfermedad. Gráficos de barras sirven para indicar qué comunidades autónomas tienen las mayores tasas de incidencia del virus por cien mil habitantes, o aquellas que van más atrasadas en la administración de las vacunas.

Sin darnos cuenta, en las representaciones, todas las comunidades se igualan. Los mapas representan el Estado autonómico en su conjunto, en su horizontalidad. La pandemia ha obrado la homogeneidad a favor del Estado. Cataluña, que tanto tiempo ha ocupado en los medios por su diferencia, queda igualada al resto de las comunidades en los mapas y en los gráficos. Una más. El nacionalismo español se impone en la representación gráfica de la enfermedad. Es la ideología de lo cotidiano; el triunfo del "nacionalismo banal" del que tan inteligentemente habló Michael Billig.

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