Por
  • Ángel Liberal Fernández

Una base británica en la UE

Peñón de Gibraltar.
'Una base británica en la UE'
Reuters

Desde el 31 de diciembre abundan informaciones sobre un acuerdo entre España y el Reino Unido (RU) (con Gibraltar) respecto a la futura relación de la colonia con la Unión Europea (UE). En realidad podríamos considerarlo como un guion que servirá para redactar un Tratado a firmar entre el RU y la UE.

El contencioso de Gibraltar despierta pasiones y emociones en España; lo hace con una intensidad inversamente proporcional a la distancia, siendo Zaragoza, como se ve, una excepción. A la población de Gibraltar, de la relación con España le inquieta sobre todo el cruce de la verja, pues de ese cruce depende su calidad de vida.

El Peñón no tiene recursos naturales. Ni siquiera agua potable. Utilizan agua del mar desalinizada. Sin embargo, tienen la tercera renta per cápita del mundo. Este milagro económico se debe a sus condiciones fiscales con las que atraen a toda clase de fondos, a su habilidad para la gestión financiera y la intermediación, a la asimetría fiscal respecto a la Comarca circunvecina, a la utilización de mano de obra barata y, por encima de todo, a la secular flexibilidad y generosidad, junto con ingenuidad e incluso incapacidad, de España.

La economía de Gibraltar, que tiene la tercera renta per cápita del mundo, depende en gran medida de la flexibilidad y de la generosidad, no exentas de ingenuidad,
de España

La economía local tiene cinco pilares: la ‘exportación’ de tabaco, el turismo, las apuestas ‘on line’, el aprovisionamiento de combustibles y el Centro Financiero. Todos dependen de la fluidez del tránsito por la verja en donde nuestra tolerancia tiene su máxima expresión.

La mano de obra necesaria se la proporcionan unos 12.000 trabajadores transfronterizos de los que unos 9.000 son españoles. Viven al norte de la verja sin causar a Gibraltar problemas de alojamiento ni gastos sociales. Con gran habilidad han convertido a esos españoles en rehenes. Si España dificulta el paso por la verja, caería la economía local por faltarle la mano de obra y estos españoles irían al paro.

Ahora, a los transfronterizos les acompañan eslóganes como "lo primero son las personas", desde luego pues sin ellas se arruinarían; "las banderas no dan de comer", si bien algunas lo están haciendo; lograremos una "prosperidad compartida", sin aclarar en qué consiste eso cuando una de las partes vive de explotar a la otra. Otro eslogan llamativo es el de "derribaremos la verja", aunque dejarían sin seguridad a la pista de aterrizaje y el campo libre para todo tipo de traficantes, pero queda bien.

Gibraltar es ante todo una base militar británica y norteamericana

Respecto al Centro Financiero y su atractivo proponemos una reflexión: si el dinero que se perdió en Barcelona salió por Andorra, ¿por dónde habrá salido el de los ERE, cursos de formación, etc., que se perdió en Sevilla?

Todo esto parecen cortinas de humo para ocultar que desde 1704 Gibraltar es una base militar británica; esa población les sirve como ‘escudo humano’ frente al incumplimiento de sus obligaciones internacionales y, además, la economía local les financia parcialmente la base de forma que hoy día resulta de ‘ultra bajo coste’.

Gibraltar es una base militar. Al norte, en el istmo –ocupado ilegalmente– está el aeródromo de la RAF. Al sur, las instalaciones de Inteligencia (también contra España) y de control del tráfico del Estrecho. En el puerto (comercial y militar) está la base naval, con un muelle en el que reparan submarinos nucleares, del RU y de EE. UU. En lo alto del Peñón están las antenas de radar y las de comunicaciones. En los túneles almacenan munición de artillería naval, bombas, minas, misiles, torpedos e incluso material radiactivo.

Esta base reduce las posibilidades de España de actuar en el concierto mundial porque nuestra geografía, desde el cabo de Gata hasta Ayamonte, está neutralizada por la labor que los militares del RU y de EE. UU. desarrollan en los 6 km2 de Gibraltar.

Así pues, sin entrar en consideraciones jurídicas, al margen de la aparente buena voluntad (quizá nada más que eso) por conseguir la armonía fiscal en la zona y del deseo irrefrenable de hacer felices a unos y otros, parece que en realidad de lo que se está tratando es de establecer, mediante un tratado internacional, la relación futura de una base militar británica (y de EE. UU.) con la UE, asegurando su supervivencia y su financiación.

Suponiendo que por su "sensibilidad" (palabras de Barnier) el tratado propuesto no llegue a firmarse y la población local tenga que sufrir las consecuencias de ser frontera exterior de la UE, no lo será por causa de España, sino por la de esa base militar.

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