Por
  • Isabel Soria

Filomena y Tik Tok

Nieve en el parque Bruil de Zaragoza
'Filomena y Tik Tok'
TONI GALAN

Hace días que mi cuerpo, que hace las veces de barómetro e higrómetro, me decía que algo iba a pasar. Se me puso un dolor en la cadera que ha tardado días en desaparecer. Sé que Filomena ha sido la causante de mi molestia. A medida que se acercaba, mi dolor, sordo siempre, pues odio quejarme de mis achaques, iba desapareciendo y el sábado ya era inexistente. Han sido más de diez días lo que le ha costado llegar a Zaragoza, o al menos desde que yo he sentido su presencia. Mis huesos notan la inestabilidad, las borrascas y las tormentas. Será que están conectados a la atmósfera y mis genes a la tierra, algo que he debido de heredar de mi querida abuela Pura, que era muy telúrica también y quien afirmaba que notaba los terremotos en las plantas de los pies. Barruntó el grandísimo terremoto de Méjico de 1985 y siguió prediciendo la actividad sísmica de forma regular. También nos avisaba de cuando venían tormentas.

Filomena también ha traído el blanco, cielos blancos, horizontes blancos. Lo ha pintado todo de color. Nos hemos quedado boquiabiertos ante el bello blanco. Por suerte el temporal también ha traído un nuevo tema de conversación, lo que se agradece. Muñecos de nieve y una gran avalancha de vídeos que cabalgan por las redes sociales. Estos días he descubierto el famoso Tik Tok y, aunque todavía no me manejo muy bien, me confirma una cosa que, la verdad, me encanta. Cuánto nos gusta hacer el gilipollas, cuánta gente hay que hace chorradas para echarse unas risas, aunque sea a costa de perder la dignidad y de salir en pijama haciendo el ganso. Si es blanco como la tormenta, el humor es buenísimo. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión