Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

¿Seguimos igual o cambiamos?

Opinión
'¿Seguimos igual o cambiamos?'
Heraldo

Hace apenas diez meses, vivíamos en un mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), según el sugerente acrónimo (Volatility, Uncertatinty, Complexity y Ambiguity) acuñado por la ‘US Army War College’ para describir el mundo surgido tras la Guerra Fría. La sorpresiva aparición de un virus en la ciudad china de Wuhan y su rápida propagación por todo el planeta frenó en seco a la Humanidad y aún nos llenó de más dudas. Hoy, con el inicio de la vacunación contra la covid, nos enfrentamos a un dilema decisivo: ¿Vamos a entrar en el año de la ‘nueva normalidad’? ¿O en el de la reforma de nuestro sistema económico y social? ¿Nos refugiamos en las respuestas acomodaticias o nos adentramos en las preguntas incómodas?

El año 2020 ha sido el de la covid-19. ¿Y 2021? ¿Será el de volver al pasado conocido o el de explorar el futuro para crear algo mejor?

Autores como Niall Ferguson, reconocido como uno de los mejores historiadores de la economía, ya habían teorizado sobre cómo internet estaba subvirtiendo el orden establecido y generaba riesgos como el colapso de las élites tradicionales. Ahora, la pandemia ha acelerado ese proceso de transformación que ya estaba en marcha: videovigilancia, más trabajo desde casa, telemedicina, ventas ‘online’ y distribución a domicilio, auge de los pagos electrónicos, enseñanza a distancia, acceso a productos culturales y de ocio por internet… También han surgido nuevas corrientes: reindustrialización, revitalización del Estado protector, menos viajes aéreos, mayores controles en las fronteras… Todo esto unido a tendencias profundas que ya se venían registrando en las últimas décadas: envejecimiento de la población, auge de los robots y la inteligencia artificial, ascenso de las clases medias asiática y africana o aumento de la riqueza en manos de las mujeres.

Atravesamos, pues, un punto de inflexión. La buena noticia es que, por primera vez en la historia, las sociedades democráticas disponemos de conocimiento y de capacidad para hacerlo mejor que en tiempos remotos. Si no queremos conformarnos con darle a la tecla del ‘play’ y simplemente salir del ‘pause’, sino que pretendemos cambiar de película para mejorar el guion podríamos echar mano de algunas buenas propuestas. Propongo cuatro.

La primera la enunció John Rawls, el gran filósofo de la segunda mitad del siglo XX. En su ‘Teoría de la Justicia’ propuso un ‘velo de ignorancia’ como un hipotético escenario para promover la igualdad y la libertad: todos los individuos, en la posición original, deberíamos estar bajo este velo que nos impidiese saber el lugar que ocuparemos en la sociedad, así como cuál será nuestro punto de partida (rico o pobre, hombre o mujer, sano o enfermo, afortunado o desdichado). Esa incertidumbre nos haría más racionales y solidarios, nos predispondría a apoyar políticas e instituciones inclusivas que nos asegurasen a todos frente a las contingencias adversas.

La segunda propuesta, la ética de los cuidados, la defienden intensamente pensadoras como Adela Cortina, la divulgadora del término ‘aporofobia’ (odio al pobre). La ética no debe construirse sobre el imaginario de la autonomía individual porque el ser humano no es autónomo sino dependiente, durante buena parte de su vida. En algún momento, todos cuidamos y todos necesitamos que nos cuiden.

¿El de darle a la tecla del ‘play’ y
simplemente salir del ‘pause’? ¿O el de cambiar de guion y de película?

Otra guía para los nuevos tiempos debería ser la tolerancia de Hannah Arendt e Isaiah Berlin, que no querían escuchar y leer a los que pensaban como ellos sino a los que tenían ideas antagónicas. A diferencia de lo que es tan habitual en la actualidad, el humanista liberal afirmó: "Lo interesante es leer al enemigo, porque este atraviesa las defensas, encuentra los puntos débiles. Me interesa saber qué es lo que falla en las ideas en las que creo, saber por qué estaría bien modificarlas o incluso abandonarlas".

Y una cuarta idea para mejorar nuestro ecosistema social es la célebre propuesta de Javier Gomá: la ejemplaridad. Frente a la sociedad de quejicas y egoístas, la del ‘lo mío, lo primero’ (‘America First’, el lema de Donald Trump), el filósofo bilbaíno lanza al ciudadano un llamamiento civilizatorio: sé ejemplar, sé excelente, que tu vida sirva de guía a los demás

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