Qué queremos

Opinión
Ana Isabel Elduque
(Henneo) Europa Press

En un artículo anterior quise hablar de mi motivación y la de mis compañeros. Hoy quiero dedicarlo a contar qué queremos hacer desde nuestra candidatura.

La Universidad de Zaragoza es una universidad generalista y descentralizada por toda la Comunidad. Aunque parezca obvio y sabido, esto enmarca el campo de juego y marca nuestras capacidades y responsabilidades.

Otros modelos universitarios, los anglosajones, hace tiempo que optaron por una alta especialización. Los continentales se asemejan más al sistema español, pero la estructura económica de sus países fomenta líneas de trabajo permanentes entre la sociedad y la academia, lo que aumenta notablemente su financiación. Esto no puede ser tomado como excusa. Simplemente nos exige un modelo propio para determinar dónde debemos destinar nuestros esfuerzos para que lo que hagamos sea realmente excelente.

Lo primero que debe tener nuestra universidad es una estrategia a largo plazo que defina la planificación académica. El número de titulaciones impartidas es amplio y debemos luchar por ello. Es obvio que la demanda de todas no puede ser igual. La formación presencial ya no puede ser la única forma de impartir la enseñanza. En Aragón, el predominio de la universidad pública ha sido casi monopolístico. Ambas cosas pueden cambiar rápidamente y debemos tenerlo en cuenta. El argumento de que hay que cursar una determinada carrera en Aragón con nosotros ya no tiene vigencia. La calidad de nuestros títulos, la capacidad de atracción de estudiantes e investigadores de otros orígenes, la mejora continua de los planes de estudio y su adecuación a las necesidades sociales, la internacionalización y la empleabilidad de nuestros titulados son indicadores que debemos usar para confirmar las metas, modificarlas o cambiarlas por otras. Repetir año tras año los mismos conceptos en las mismas aulas sin cotejar su utilidad es una vía muerta.

También es imprescindible que los que integramos la institución sepamos qué hacer para mejorar nuestra vida profesional. Este saber qué hacer incluye la certeza de que las iniciativas de cada uno son valoradas. No hay un único camino en un colectivo tan grande. Las cosas que hacen y dicen los alumnos también deben ser tenidas en cuenta, pues son nuestra razón de ser. He dicho públicamente que no podemos convertirnos en estaciones de paso donde no para el tren. En la vida de muchos de nuestros titulados esto es absolutamente cierto. Nunca vuelven para contarnos cómo les va porque no hay nadie para escuchar lo que tienen que decir. Los méritos, las acciones que tienen valor, las ideas nuevas y frescas tienen múltiples cunas. Los mejores proyectos pueden surgir en un garaje. Si no ponemos en valor las propuestas de las personas, estas recurrirán al silencio. Y de aquí al desánimo y a la desmotivación solo hay un paso.

Queremos que la sociedad aragonesa tenga presente a su universidad pública. Que nuestra investigación sea útil. Que nuestros titulados estén formados en valores que sean su guía ética allá donde trabajen. Que la cultura y el saber de nuestro entorno encuentren siempre espacio en nuestra institución para expresarse y desarrollarse. Que hagamos todo lo posible para que el mundo que dejemos a las generaciones venideras no sea un vertedero donde ya no se pueda vivir. Que seamos capaces de ver que, si solo unos pocos corren, el resto se queda atrás. Que seamos una universidad para el siglo XXI.

Podemos y queremos hacer mucho. Con el apoyo de todos, lo vamos a lograr.

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