Aulas cívicas

Comienzan las clases totalmente presenciales en 2º de Bachillerato
'Aulas cívicas'
Guillermo Mestre

Excepcionalmente, por su experiencia y sus conocimientos en determinada materia, se invita al aula a alguien que nunca ha dado una clase. Cuando se hace tal propuesta, suele ser necesario generar confianza, disipar temores e incluso animar hasta el último instante, el de subir al estrado y tomar la palabra, como cuando se da un empujoncito a quien titubea justo antes de zambullirse en el agua. Pues bien, después, hasta las personas menos proclives agradecen el chapuzón. Una de ellas, a la que le había supuesto un gran esfuerzo exponerse ante el juicio implacable del alumnado, llegó a decirme que "todo el mundo debería pasar por esto una vez en la vida". No hay exageración que no tenga su parte de verdad.

Mientras transcurre la clase en cuestión, yo me mantengo en vilo y al quite. Y admito que al principio estoy algo inquieto, hasta que compruebo que la actividad va rodada. Es entonces cuando empiezo a disfrutar, muy particularmente, del desempeño de la persona invitada. Emociona ver a alguien enseñando con la ilusión intacta. Y me es muy útil. Me recuerda el privilegio cotidiano que tengo de trabajar en un aula. Cada vez que estoy cerca de olvidarlo, acudo a las sensaciones que me deja la entrega de mis colegas diletantes, docentes sin sueldo.

Además, la actual situación sanitaria le da un valor añadido a mi presencia en las aulas, convertidas en un instrumento muy efectivo contra el contagio entre la juventud. Por eso, tengo la convicción de que compartir ahora ese lugar con mis estudiantes, no solo es preciso para su formación, sino también un deber cívico.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión