Cuando Miliki dedicó un álbum a sus niños de 30 años, allá por el año 1999, tuvo que cambiar la letra de ‘Los días de la Semana’ para adaptarla a los nuevos tiempos. Ya no era una niña la que no podía ir a jugar el lunes antes de almorzar porque tenía que planchar, sino un marido el que se veía obligado a hacer esas tareas de casa si quería salir a correr.

Los añorados Gaby, Miliki y Fofito para los ahora cincuentones tenían canciones que no hubieran sobrevivido a la censura de lo políticamente correcto en nuestros días. (Visto con retrospectiva, es cierto que la letra de ‘Si eres buena cocinera, porrompompón Manuela’ que tan divertida parecía en su día, puede encabezar la lista de canciones más machistas).

Aquellos Payasos de la Tele y su circo, que alegraba siempre el corazón, representaban lo que ahora se tacha de humor boomer. En este afán por catalogarlo todo, a las personas nos dividen, según cuando vinimos al mundo, en cinco cohortes demográficas: Baby Boomer, las generaciones X, Y, Z y, saltando al alfabeto griego, Alfa (nacidos estos últimos en la década de 2010).

En esa moda de clasificar y destacar lo que nos separa más que lo que nos une, ha surgido otro término que no está aún aceptado por la RAE, pero que la OMS reconoce y sirve para denominar los prejuicios, los estereotipos y la discriminación por razón de edad: el ‘edadismo’. Cae en él quien desprecia a los ancianos, pero también quien tacha en general a los jóvenes de insolidarios, contribuyendo a agrandar la brecha intergeneracional. Puestos a buscar lo que nos une, ¿qué tal entonar ‘Susanita tiene un ratón’?