Por
  • Vicente Pinilla

Democracia aburrida

Washington (United States), 27/08/2020.- (FILE) - US President Donald J. Trump delivers his acceptance speech on the final night of the Republican National Convention on the South Lawn of the White House in Washington, DC, USA, 27 August 2020 (reissued 06 November 2020). According to media reports citing election officials, US Democratic Presidential candidate Joe Biden has taken the lead in Pennsylvania. An official win of the state would push Biden over the 270 electoral votes necessary to become the 46th President of the United States. (Estados Unidos) EFE/EPA/JIM LO SCALZO *** Local Caption *** 55537332 Donald J. Trump
La democracia vale mucho más que las ansias de poder de algunos.
Jim Lo Scalzo / Efe

Amenudo, damos por seguras cosas que solo cuando las perdemos o hay riesgo de ello, valoramos en su justa medida. Con la pandemia hemos pasado a añorar una cotidianeidad que creíamos natural. Cenar con los amigos, irnos de excursión o asistir a un concierto se han convertido en retazos de un pasado que echamos en falta. Con la democracia nos pasa lo mismo. La hemos interiorizado como algo habitual. Por eso, cuando la vemos en peligro nos asustamos. Incluso cuando esa amenaza se cierne sobre otros países, también nos preocupamos. Las recientes elecciones norteamericanas nos han producido ese tipo de sensaciones. Estados Unidos es una democracia con más de doscientos años de existencia, aunque la esclavitud o la restricción de los derechos civiles de una parte de su población durante buena parte de ese periodo son defectos enormes. Sin embargo, un presidente elegido hace cuatro años amenaza desde su posición las esencias del sistema democrático que lo eligió. Así que, ahora, nos sentimos aliviados al pensar que estará al frente una persona bien diferente. Amar la democracia es entenderla. La democracia es el gobierno de la mayoría y el respeto por los procedimientos. Ambos son inseparables. Confrontemos nuestras ideas, pero compartamos el aprecio por un sistema que vale mucho más que las ansias de poder de algunos, capaces por ellas de destruirla. Como concluimos una vez con mi amigo Ignacio Martínez de Pisón, lo que queremos es vivir en una democracia aburrida, sin sobresaltos, asentada y sólida, como si estuviéramos en Noruega.

Vicente Pinilla es catedrático de Historia Económica (Unizar)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión