Por
  • Concha Roldán

Comunicar bien

Angela Merkel, el miércoles, durante el anuncio de nuevas restricciones.
Angela Merkel, el miércoles, durante el anuncio de nuevas restricciones.
Hayoung jeon/EPA

En el difícil y triste año que llevamos con la pandemia, con los errores y desastres que ya conocemos todos, parece mentira que tengamos que seguir aguantando la bronca política y las salidas de tono de muchos de nuestros diputados y senadores y de algunos gobernantes. Con situación de salud pública tan crítica, es incalificable que no se adopten medidas más firmes y coordinadas por parte de todos los gobiernos existentes en España, que pudieran llevar al conjunto de ciudadanos a sentirse suficientemente protegidos y no con la inseguridad y el desconcierto que crean las cambiantes decisiones que se vienen adoptando, sobre todo, por quienes quieren destacarse de los demás para ir por libre.

Según los virólogos, epidemiólogos, especialistas en salud pública y otros expertos en este tipo de procesos, que recomiendan lo que se debe hacer contra este virus en situación descontrolada, con apariciones frecuentes en los medios de comunicación y firmantes de manifiestos, además de todo lo que ya sabemos que no se ha hecho bien, señalan que no se ha sabido comunicar ni concienciar debidamente a la población de la gravedad de esta pandemia. Hay muchas pruebas de que esto es así, un ejemplo es escuchar en televisión a una persona indignada por el hecho de que el estado de alarma impuesto por el Gobierno de España, en Madrid, le había quitado su libertad al haberle impedido ‘recenar’ en su restaurante favorito y, luego, irse de copas con los amigos.

La verdad es que cuesta creer que personas así y otras con ‘disgustos’ similares no sean capaces de sentir tristeza por tantos muertos evitables por todos, ni lo sean de empatizar con el personal sanitario, que se juega la vida a diario por curarnos. Encima, algunos, se permiten criticar a quienes tienen la obligación de tomar medidas restrictivas a la movilidad para salvar vidas.

Se ha comunicado mal la situación actual, por lo que estaría bien que, por una vez, en lugar de crear ilusiones para una Navidad como siempre, como si fuera a ser, se impusiera la sensatez para evitar una posible frustración y se nos fuera recomendando mirar a nuestros vecinos (Francia y Alemania, entre otros) para ver las medidas más duras en favor de la vida que han aprobado.

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