Por
  • M.ª Pilar Benítez Marco

Kamala Harris

Kamala Harris.
Kamala Harris.
Mike Blake/Reuters

La literatura también puede ayudar a comprender hechos sociopolíticos. Por ejemplo, las paradojas que suscita Kamala Harris. Como aspirante a la vicepresidencia de Estados Unidos, puede abrir caminos el 3 de noviembre, cuando se celebren las elecciones presidenciales. Está acostumbrada a hacerlo. Fue la primera mujer y la primera persona de una minoría que logró ser fiscal de distrito de San Francisco y fiscal general del estado de California. Ahora puede convertirse en la primera en ser vicepresidenta de ese país. Para ello, parece que ha de superar una doble discriminación, la del género y la de la raza. Pero, además y paradójicamente, las reticencias de la propia comunidad negra, por ser birracial y no responder al estereotipo de mujer esperado.

Todo ello me trae a la memoria la novela ‘Americanah’ de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. La elección de Barack Obama como candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata se convierte en materia narrativa de la historia. Sobre la birracialidad de Obama, la protagonista de la novela afirma que, sin duda, Obama habría tenido que sentarse en la parte de atrás del autobús más de medio siglo atrás. No obstante, ella misma se plantea si la representa mejor Hillary Clinton por ser mujer u Obama por ser negro. Solo cuando lee ‘Los sueños de mi padre’ de este último y descubre, más allá del género y la raza, a un hombre tan inevitablemente humano, desea que esa persona pueda ser presidente de Estados Unidos. 

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