El Tribunal Supremo confirma que el PP se lucró con la trama Gürtel, pero ve «excesivas» las menciones a la caja B. Ratifica con ligeros ajustes las condenas de prisión para 29 acusados que fijó la Audiencia Nacional y también la responsabilidad civil a título lucrativo del PP, Mato y Matamoros. La condena al PP por beneficiarse de estos negocios corruptos ya es, pues, firme. A Pablo Casado le corresponde ahora repudiar estos sucesos vergonzantes, que han sido la pesadilla recurrente del Partido Popular durante la última década, y demostrar con hechos que su «compromiso total con la ejemplaridad» es una realidad.

El Supremo ha notificado la sentencia de la primera época de la Gürtel (1999-2005) y ha confirmado en líneas generales las condenas impuestas por la Audiencia Nacional a los principales líderes de esta red de corrupción, así como la que recibió el PP por lucrarse del entramado empresarial liderado por Francisco Correa. La confirmación judicial no debe complicar la labor de oposición de Casado porque los hechos juzgados corresponden a la etapa anterior del partido. La sentencia de la Audiencia Nacional, en mayo de 2018, ya supuso el final abrupto de la carrera política de Mariano Rajoy y la victoria en una moción de censura de Pedro Sánchez, aunque el Supremo asegura ahora que no puede afirmarse la autoría del partido de delitos de corrupción y prevaricación irregular. Los escándalos de corrupción han laminado la credibilidad del PP y en las elecciones celebradas durante el último lustro le han costado un buen puñado de votos. Ha sido una lacra de la que a los populares les ha costado demasiado tiempo librarse porque han mantenido el equivocado discurso de que eran «hechos aislados». Hoy están obligados a pasar página con un comportamiento ejemplar si de verdad quieren ser una alternativa de gobierno.