El gran cínico

Pedro Sánchez, durante su discurso telemático ante la ONU.
Pedro Sánchez, durante su discurso telemático ante la ONU.
E. P.

Nos gobierna el gran cínico. Es algo que no ofrece discusión. Podemos encontrar unos cuantos vídeos del gran cínico diciendo una cosa y otros tantos en los que mantiene la contraria. Sin rubor, sin excusas, firme y tranquilo, con una aparente convicción. El gran cínico vive el presente. Todo es relativo. Todo cambia. Nada permanece. ¿Qué es la verdad? Lo importante es la militancia, en qué parte de la polarización estás. Elige quién quieres que te mienta. Hay resortes claros para activar esto y se tocan con frecuencia y sin pudor. El gran cínico ya no puede defender sus títulos académicos. Son dudosos. No importa. La culpa es del otro. Estrategia y propaganda. Permanencia en el poder. El gran cínico no busca la unión, ni siquiera cuando el monstruo viene a visitarnos. Una pandemia se convierte en una oportunidad, una especie de campaña electoral. El lógico colapso del estado autonómico en momentos de crisis se presenta como la excusa perfecta para que el gran cínico aparezca y desaparezca a su antojo. Murcianos por el mundo. Los territorios no matan virus. Lo hacen las personas. Ya es tarde. Lo más importante es que no haya desgaste o, por lo menos, que parezca que no lo hay. Las ideas dejaron de importar hace tiempo. Interesa lo moderno, sea lo que sea, mezclado con un puritanismo oportunista. Tener ideología es como tener lepra. El gran cínico tiene sustitutos y alternativas que van aprendiendo a ser como él. Suerte.

Juan Luis Saldaña es escritor y periodista

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