La medicina del siglo XXI, a debate
Imaginas poder corregir una enfermedad genética incurable con unas tijeras moleculares? ¿Imaginas poder intercambiar un hígado o un corazón por uno nuevo generado en una fábrica de bioingeniería e impresión de órganos? ¿Imaginas poder atacar al cáncer usando un virus modificado o acabar con infecciones gracias a la luz o la nanotecnología? Esto, por muy fantasioso que pueda parecernos, ya no son sueños de científicos. Empiezan a hacerse realidad en los laboratorios y, aunque queda mucho camino por recorrer, comienzan a llegar a los pacientes en forma de lo que conocemos como ‘terapias avanzadas'.
Estos innovadores tratamientos incluyen una serie de medicamentos basados en genes, células y tejidos están encabezando una revolución biomédica sin precedentes. Hoy, podemos aislar una célula de nuestras defensas, un linfocito, modificarlo genéticamente y reintroducirlo en nuestro cuerpo para que ataque a un tumor. Estos linfocitos tuneados se llaman ‘células T’ con receptores quiméricos antigénicos (CAR-T) y han supuesto un antes y un después para algunos tumores infantiles.
Disponemos ya de la tecnología para hacer cirugía genética y cambiar una letra química en las instrucciones de nuestro ADN para poder corregir, por ejemplo, el naufragio genómico de una leucemia. Desde hace unos años podemos devolver a una célula a su estado embrionario y diferenciarla en otro tipo, neuronas por ejemplo, para que en un futuro que está cercándose rápidamente podamos corregir enfermedades neurodegenerativas.
Al tiempo que podemos imprimir en 3D en casa una figura de resina, hay laboratorios que pueden imprimir fragmentos de piel y se han comenzado a transplantar órganos desarrollados en un laboratorio por bioingeniería. Ya se pueden modificar proteínas y unirles nanopartículas para multiplicar sus propiedades o hacer que lleven medicamentos donde antes no llegaban.
El futuro de estas tecnologías está llegando rápidamente. Por eso, esta semana hemos organizado una Escuela de Verano en Terapias Avanzadas de la Universidad Menéndez Pelayo en el que hemos puesto las terapias avanzadas a debate para entender los progresos realizados en las últimas décadas, debatir acerca de su potencial, sus peligros y saber a dónde vamos.
El curso ha reunido durante tres días a investigadores internacionales de todo el mundo, líderes mundiales de la terapia génica, celular, organoides, células madre, nanotecnología o terapia fotodinámica entre muchas otras áreas. Gracias al patrocinio de ARAID, IACS, IIS Aragón, StemCell Technologies y la Sociedad Española de Terapia Génica y Celular, 32 alumnos, en su mayoría estudiantes de doctorado, disfrutaron de una beca para acudir al curso.
Esta vez el curso ha tenido que hacerse ‘online’ debido a la pandemia. Pero no es de la única manera que la covid-19 ha estado presente ya que estas terapias ofrecen nuevas formas de ataque y de estudio para ayudar a controlar y terminar con esta pandemia, por ejemplo mediante el uso de células mesenquimales, organoides o terapia fotodinámica.
Las terapias avanzadas están atrayendo el interés de las compañías farmacéuticas y de las asociaciones de pacientes ya que estas terapias brindan nuevas oportunidades para abordar una variedad de enfermedades con opciones terapéuticas limitadas o nulas, donde los enfermos se cuentan por millones. Es un campo emergente y constituye una oportunidad. También para el desarrollo de nuestro país.
Debe ser el momento de apostar decididamente por la investigación y por nuestros jóvenes investigadores. Los resultados presentados procedentes de investigaciones realizadas en nuestra comunidad y en nuestro país en este curso demuestran que tenemos un enorme talento y que, con el apoyo necesario de la sociedad, podremos encabezar parte de esta revolución.
