El virus, la banca y la garantía presidencial

Un detalle de la sede del Banco de España en Madrid.
Un detalle de la sede del Banco de España en Madrid.
Europa Press

La dura crisis económica en curso no procede de especulaciones financieras o inmobiliarias, de prácticas inmorales de inversionistas o banqueros -la que, para andar por casa, puede llamarse ‘crisis de los desaprensivos’-, sino de la propagación de un virus que salió de China para llenar el planeta. El poder de esta entidad microscópica ha causado un desplome fulminante de las actividades mercantiles y de servicios que ha originado la presente ‘crisis pandémica’. La de los desaprensivos acarreó un ajuste del sector bancario -a la fuerza ahorcan- que en 2020 se halla en mucho mejor estado. Algo es algo.

De banca y pandemia trata Juan Pemán, catedrático de Derecho Administrativo y presidente que fue de la Caja de Ahorros de la Inmaculada, cuyo complejo proceso de extinción pilotó con buen pulso. En un raro libro recién aparecido (‘Banca, Derecho y sociedad en tiempos convulsos’, Marcial Pons), con gran apoyo técnico y mucho esfuerzo didáctico y narrativo, relata y glosa lo sucedido con la banca española en estos lustros para entender mejor en qué situación nos vemos ahora. Nada contra la corriente de opinión dominante en algunos tópicos de consumo diario. Por ejemplo, la verdadera entidad del ‘rescate’ bancario, o la creencia de que está ya casi inerme el Banco de España como regulador, acerca de cuyas funciones dice, de forma expresiva, que, si bien ha perdido ‘potestas’, ha visto reforzada su ‘auctoritas’, lo que acaso sea preferible en el actual estado de cosas.

El análisis llega hasta la primavera de 2020 y entra en la ‘crisis pandémica’, cuyo áspero camino apenas hemos empezado a andar.

El temible virus SARS-CoV-2 no está dejando ámbito humano sin afección. Es totalitario y tiene subyugados incluso territorios como los sociológicos, filosóficos, éticos, metafísicos y teológicos, la creación artística e intelectual, el deporte, las fiestas populares y cuanto se quiera imaginar, Aparte, claro, de su faceta política. Según Pemán, la extraordinaria dificultad de esta lidia no puede ocultar la «muy deficiente gestión de la crisis» por el Gobierno nacional. Y, puesto que el propósito de su discurso es razonar asertos (sean firmes o hipotéticos) que expliquen en última instancia los problemas económicos y, en particular, los bancarios, el autor se obliga a ceñirse a lo concreto y a no escurrir el bulto con vaguedades ni sermones. De ahí que enumere, como fallos estrepitosos del Gobierno, su ligereza inicial al minusvalorar el peligro; la consecuente tardanza en tomar medidas preventivas de relevancia; la inepcia para procurar material de primera necesidad sanitaria; y la «caótica gestión de la información», muy dañina en tiempos que ya son los de la aldea global, incluido el dato tan significativo de la fijación del número de fallecidos. Lo cual influye de forma directa en la situación social y económica, ya que agrava sin necesidad las consecuencias de la pandemia.

Si bien la banca no es ya el centro de las tensiones, vive una rentabilidad inferior al coste de capital, por el retraimiento de la actividad general y la notable restricción de los márgenes de beneficio y la capitalización, agravada por la merma legal del pago de dividendos. Es positiva la mejor gobernanza europea del sector y el conjunto ofrece una «confortable situación de partida» que permite a la banca actuar como amortiguador en un paisaje español abrumado, además, por un gasto público desorbitadoque se suma a la merma de ingresos fiscales.

A corto plazo, las medidas gubernativas surtirán efecto. Y se han acabado, parece, los escándalos financieros. De ahí deduce Pemán, con gran optimismo, que la imagen de la banca y los banqueros puede mejorar. Mejor podría apostarse, acaso, por que no vaya a empeorar. No sería poco.

Garantía de Sánchez

Una de las incertidumbres sociales más punzantes desencadenadas por el detestable virus es la vuelta al aula de los escolares de toda edad. Pero nadie debe temer nada... si tiene fe en las garantías personales del presidente Sánchez: «Las capacidades competenciales que las Comunidades Autónomas tienen sobre sanidad y educación son totales, son máximas en cuanto a gestión. De verdad: los padres y madres, el personal educativo, los trabajadores y trabajadoras de los centros educativos, alumnos y alumnas deben tener la garantía de que las CC. AA. y el Gobierno de España vamos a poner todos los recursos, vamos a hacer todo lo que sea necesario para que los centros educativos sean centros seguros. Y les garantizo a los padres y madres y al personal docente que van a ser centros seguros de covid, que vana estar más seguros que en otros muchos entornos en que han estado nuestros jóvenes durante estas últimas semanas. Tengan esa garantía el personal docente, los trabajadores, los alumnos, los padres y las madres. Esa garantía la tienen».

Temblemos.

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