Un incierto inicio de curso
El consejero Felipe Faci ha detallado las medidas adoptadas por ahora para garantizar la vuelta al colegio en los centros aragoneses, entre las que destaca el comienzo escalonado del curso. Varias de estas normas ya eran conocidas y siguen presentando dudas sobre su ejecución. Están bien encaminadas para garantizar la seguridad de alumnos y profesores, pero, ante el aumento constante de contagios en todo el país, ya parecen insuficientes.
El Gobierno y las comunidades autonómicas han consensuado, aunque sea a pocos días de la vuelta al colegio, un conjunto de medidas para asegurar el inicio del curso escolar de manera presencial. Destacan cinco puntos: mantenimiento de 1,5 metros de distancia como norma general; mascarilla obligatoria desde los seis años; lavado de manos frecuente; una ventilación de las aulas lo más frecuente posible (a ser posible las clases deberían desarrollarse «con ventanas y puertas abiertas», ha dicho el ministro de Sanidad), y toma de temperatura, mediante la modalidad que elija cada comunidad, bien por parte de la familia bien en el centro. Son medidas que ya estaban definidas en varias regiones con el objetivo de reducir los riesgos para profesores y estudiantes. Lo que no está claro, a la vista de que todo el país está sufriendo ya una segunda oleada de la pandemia, es si se quedarán cortas incluso antes de empezar el curso.
La vuelta a las aulas supone un gran desafío para toda la sociedad, sobre todo en el plano educativo, pero también en el económico y en el laboral. Por ello las autoridades deben intensificar sus tareas de gestión asumiendo que los protocolos de seguridad y planes alternativos son imprescindibles para el éxito de la reapertura de los colegios. La seguridad escolar está más vinculada al éxito en el control epidemiológico de toda la sociedad que en las acciones de prevención que puedan implantar los centros.
