Charlas en El Estudiet

Casa Faure,en Benasque.
Casa Faure,en Benasque.
Ángel Gayúbar / HERALDO

De camino a Benasque, siguiendo al revés el curso del Ésera, las obras en la carretera constatan que llega una mejora largamente reclamada. En el valle escondido, los tresmiles parecen recortables al alcance de la mano. El Aneto reina. Y cientos de senderos llevan a ibones de aguas gélidas. Es posible echar una caminata entre bosques y volver a tiempo de elegir entre un concierto y la presentación de un libro. Las gentes del valle, acostumbradas a cruzar el puerto entre nieve y ventisca, son dinámicas por naturaleza. Las iniciativas brotan como narcisos en la pradera que abraza la cabaña del Turmo. Turísticas, sociales, culturales. Una tarde cualquiera, las notas de música de los alumnos se escapan del centro cultural Condes de Ribagorza, que dirige Lola Aventín. Enrique Serbeto y Marisa Plaza estarán charlando sobre el curso de Periodismo de Altura de Castejón de Sos. Felisa Ferraz, que cumplió su sueño de abrir una librería en las antiguas cuadras de Casa Faure, prepara el jardín de El Estudiet para recibir a Irene Vallejo, que saluda a otra escritora aragonesa, Luz Gabás, antes de comentar ‘El infinito en un junco’. Una librería tiene una enorme fuerza transformadora. El Estudiet es otro eslabón en la cadena de generaciones que han dado vida a la casa. Se charla en torno a los libros como antes se hacía junto al hogar. Afloran historias familiares; surgen coincidencias que estaban esperando su oportunidad; se trazan planes que allí, viendo los resultados de la determinación montañesa, parecen tan cercanos como esos tresmiles de Benasque.

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