Por
  • Juan R. Castillo Suárez

SARS-CoV-2, ¿test o no test?

Procesado de muestras biológicas para el análisis por PCR.
Procesado de muestras biológicas para el análisis por PCR.
HA

Al inicio de la pandemia de SARS-CoV-2, al Dr. Tedros A. Ghebreyesus, director general de la OMS (doctor en Salud Comunitaria por la Universidad de Nottingham y máster en Inmunología de enfermedades infecciosas por la Universidad de Londres), le preguntaron cuál podía ser el arma principal contra este virus, sin vacuna ni tratamiento específico. Contestó: "Test, test, test, and isolation". Es decir, diagnóstico y aislamiento.

Permítanme una matización sobre el uso del término ‘test’ en español, en mi opinión, mal utilizado. La palabra es de origen inglés. Está aceptada por la Real Academia de la Lengua pero no en el sentido en el que se viene usando. Su significado según la RAE es "prueba destinada a evaluar conocimientos o aptitudes, en la cual hay que elegir la respuesta correcta entre varias opciones previamente fijadas" o, en su segunda acepción RAE, "dispositivo que detecta una determinada acción externa, temperatura, presión, etc., y la trasmite adecuadamente". Quien utiliza el término test en realidad está hablando de un análisis, un ensayo o una prueba diagnóstica, un control clínico-analítico, y estos no son dispositivos sino procesos analíticos.

Hasta mayo pasado ha habido un autentico caos al fiar la detección del virus a los ‘test rápidos’, que proporcionaban miles de resultados falsos. Los ‘test rápidos’ han sido un fraude, cuestión conocida con antelación por la comunidad científica que trabaja en Ciencia Analítica. Solo son fiables los ensayos de diagnóstico serológico (detección de anticuerpos) basados en inmunoensayos de distintos tipos: ELISA (Enzyme-Linked Immunosorbent Assay, que utiliza un sustrato cromogénico midiendo el cambio de color, sensibilidad 500 picogr/mL), CLIA (Chemi-Luminescence-Inmunoassay, que utiliza un sustrato quimioluminiscente, midiendo la emisión de luz, sensibilidad 1 picogr/mL) y los más recientes inmunocromatográficos, aunque todavía no muy seguros.

Solo la técnica de diagnóstico molecular PCR (Polymerase Chain Reaction) que identifica un fragmento de material genético, en nuestro caso del SARS-CoV-2, es prácticamente infalible, si no media error humano, aunque es muy difícil que se produzca ya que el proceso analítico del PCR está automatizado en un aparato llamado termociclador. Aunque se le ha achacado ser una técnica lenta, esto no es cierto, los sistemas actuales automatizados son capaces de procesar varios cientos de muestras diarias.

Algunas autoridades sanitarias cometieron importantes errores, presas de un cierto desasosiego y confusión provocados por un mercado internacional lleno de tiburones con demasiados intereses comerciales. Ahí es donde tenía que haber intervenido la OMS desautorizando esos ‘test rápidos’ fraudulentos. Sería interesante abrir un debate sobre la eficacia de un organismo con miles de funcionarios por todo el mundo.

En España hubo demasiadas dudas para decidir qué ensayos usar para un diagnóstico seguro del SARS-CoV-2. Se perdió un tiempo muy valioso. Se asumió como autoridad única un Ministerio de Sanidad dirigido por un licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona y máster en Economía y Dirección de Empresas en el IESE, sin estructuras para hacer frente al problema sanitario más serio desde la pandemia de gripe de 1918.

Realmente parece incuestionable que hasta el mes de abril no se dieron cuenta de que las únicas armas posibles eran ensayo, ensayo, ensayo... y confinamiento (hasta entonces solo se usó este), uso masivo de PCR y, en su caso, inmunoensayos serológicos, que pueden medir no solo la presencia de anticuerpos en la muestra (análisis cualitativo) sino además su concentración (análisis cuantitativo).

Tengamos la esperanza de que no haya un rebrote importante; pero preparémonos por si acaso y recuerden que pocas vacunas se han conseguido en meses de investigación, generalmente son años, y frente al SARS-CoV-2 solo es efectivo ensayo, ensayo, ensayo... y confinamiento, con planes bien diseñados para el futuro, con uso masivo de PCR e inmunoensayos serológicos.

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