Por
  • José Francisco García

El virus que puede cambiarlo todo

La epidemia puede hacer que volvamos a valorar el modo de vida de los pueblos.
La epidemia puede hacer que volvamos a valorar el modo de vida de los pueblos.
Antonio García / Bykofoto

Nos encontramos en el momento más crítico para el medio rural. Muchos pueblos desapareciendo, población vieja y deprimida, economía en recesión. Llevamos décadas luchando contra el abandono del medio rural, la pérdida de población y recursos provocada por la concentración de personas y proyectos en las ciudades. Una tendencia que lleva siglos de avance, pero que en los últimos cincuenta años se ha convertido en imparable. Y, si somos realistas, a pesar de todos los esfuerzos realizados (voluntariosos casi siempre, erróneos la mayoría, eficaces los menos), los resultados no han sido muy esperanzadores. Si lo analizamos objetivamente, es casi imposible pararlo. ¿Hasta ahora?

Las semanas que estamos viviendo van a cambiar muchas cosas. Es imposible que una crisis mundial de semejantes dimensiones no tenga consecuencias. La mayoría todavía no las sabemos, no hemos podido analizar nada, estamos todavía en estado de ‘shock’. Pero, cuando la superemos, será el momento de plantearnos si realmente la sociedad que tenemos es la que queremos. Si nuestra forma de vida es la que nos gustaría legar a nuestros hijos. Si no habremos construido nuestro mundo alrededor de una ficción, pensando que éramos capaces de controlar nuestro entorno y nuestro futuro.

Será entonces cuando podamos reflexionar con algo más de reposo y tranquilidad. Y tendremos la oportunidad de mejorar nuestro mundo. Nos veremos obligados a concienciarnos sobre la fragilidad y volatilidad de nuestras vidas. Cambiarán algunos paradigmas, y verdades absolutas se cuestionarán. Algunas de ellas tendrán que ver con la organización social, territorial o económica que nos hemos dado en el último siglo. ¿De verdad es la megaciudad el mejor espacio de convivencia para las personas? ¿Abandonar el territorio rural es la mejor forma de garantizar nuestro futuro? ¿No es posible crear tendencias, ser innovadores y creativos desde un pueblo?

Nos quedan semanas difíciles, con miles de amigos, familiares, conocidos y desconocidos muertos o enfermos, y nuestra atención y energía están centradas en cuidar de ellos y del resto de nuestro entorno familiar. Pero, cuando salga el sol de nuevo, surgirán oportunidades de cambio, para mejorar la forma en que nos organizamos como sociedad. Una de esas transformaciones podría ser un nuevo equilibrio en la distribución de las personas en el territorio, con una mayor conciencia de valores vinculados a la sostenibilidad, la naturaleza o el estilo de vida saludable.

Cuando eso llegue, estemos preparados y seamos ambiciosos. ¿Por qué no liderar desde Aragón una gran iniciativa para demostrar que hay otra forma de vivir, de realizarnos como individuos y como sociedad? Estoy seguro de que miles de personas en España van a replantearse su forma de vida después de esta crisis. Propongo que desde las Administraciones públicas aragonesas, y también desde la sociedad civil, iniciemos una nueva etapa en la lucha contra la desigualdad territorial. Un nuevo enfoque, que no se centre en lo negativo o en las dificultades, sino en las oportunidades. Que no caiga en el victimismo o en la reclamación de una lista de agravios, sino que ofrezca una mirada de esperanza ante el mundo actual, imprevisible y lleno de incertidumbres. Diseñemos proyectos de vida atractivos en nuestros pueblos para todos aquellos que van a mirar hacia otros lugares donde desarrollarse como personas. Ofrezcamos un entorno estable, equilibrado y sano, pero también activo, innovador, vivo.

En chino la palabra ‘weiji’ significa crisis, pero también oportunidad. Después de esta catarsis global, quienes lean mejor la nueva realidad serán los que aprovechen esas oportunidades. Pongámonos a trabajar desde ahora, todos juntos, y encontremos el lado bueno de esta pesadilla.

José Francisco García es director de la Fundación Uncastillo y ‘head of City Lab’ en el Instituto Europeo de Diseño de Madrid

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