No sin dificultades, muchas empresas en Zaragoza y Aragón retomaron ayer su actividad, una vez cumplido el plazo de paralización de todos los sectores no esenciales. Las medidas de seguridad, pero también las peculiares circunstancias del mercado condicionan una vuelta al trabajo que va a ser progresiva y que puede servir de ensayo general para la posterior salida del confinamiento.

El reparto de mascarillas en polígonos industriales y en el transporte público funcionó bien, dejando al menos la sensación de que existe disponibilidad suficiente de los tipos apropiados para la población en general, algo que, si es así, debería notarse pronto en la distribución normal en las farmacias. Pero en muchos casos, la vuelta a la actividad requiere el uso de medios adicionales de protección en el puesto de trabajo, así como cambios en la organización o la distribución de espacios. Por ello no todas las empresas pudieron empezar ayer a funcionar, aunque el sector en el que más se notó el ‘regreso’ fue el de la construcción. Hay además empresas que tienen dificultades para recibir componentes y suministros, o para vender su producción, cuestiones que solo se irán solucionando a medida que el conjunto de la economía, no solo en España, pueda recuperar el pulso. 

La vuelta al trabajo va a ser por tanto progresiva, lo que no resta importancia al proceso. Si empresas y trabajadores consiguen mantener las normas para evitar contagios marcarán un camino para la salida general del confinamiento. El resultado se irá viendo a lo largo de las próximas semanas, según evolucione el número de nuevos casos de Covid-19. Es este sin duda un paso arriesgado, pues podrían aumentar los contagios, y de ahí las dudas sobre si era el momento adecuado para darlo. Pero al mismo tiempo, puesto que ni la hibernación de la economía ni el confinamiento pueden mantenerse indefinidamente, es un movimiento necesario. Todos debemos colaborar para que salga bien.