Por
  • Miguel Ángel Benedicto

El microbio vuelve a Europa

Opinión
'El microbio vuelve a Europa'
Pixabay

Europa está en uno de sus momentos más críticos. A sus 94 años, el mítico Jacques Delors lanza en Twitter un SOS: "La falta de solidaridad europea representa un peligro mortal para la UE".

El inicio de la lucha contra el virus a nivel europeo no pudo ser peor, con la negativa de Francia y Alemania a exportar material médico a Italia o con el cierre de fronteras interiores. Mientras tanto, la dictadura china, origen del famoso Covid-19, desplegó una imponente estrategia de diplomacia pública, con el envío de médicos o las donaciones de empresas como Alibaba, Huawei o Xiaomi de mascarillas, kits de detección y trajes protectores, y la movilización de la diáspora china en los Estados miembros. La UE, que no tiene competencias sanitarias, despertó al ver cómo otra potencia llenaba el vacío de liderazgo y coordinación europeo; y conseguía que Italia, España o Serbia agradecieran e incluso suplicaran la ayuda de Pekín. La Comisión Europea enmendó la plana a París y Berlín y abrió corredores de transporte para que los suministros médicos pudieran llegar a cualquier país de la UE que los necesite, y ahora incluso vemos cómo se atiende a enfermos de Francia en Alemania.

En la otra cara de la lucha contra la pandemia, la económica, la UE tampoco ha convencido. Aunque el Banco Central Europeo ha puesto 750.000 millones de euros para financiar medidas frente a la crisis económica que se avecina, y la Comisión también saca dinero de donde puede, el Consejo Europeo no ha sido capaz todavía de poner en marcha un plan de reactivación de la economía. El enfrentamiento norte-sur que ya vimos durante la crisis de 2008 ha vuelto al tablero europeo. Las ‘hormigas’ protestantes del norte –Alemania, Países Bajos y Austria– no parecen dispuestas a aceptar los eurobonos que servirían para mutualizar las deudas de las ‘cigarras’ católicas del sur: Italia, España, Francia y Portugal. El riesgo moral de nuevo sobre la mesa, pero esta vez sin que se puede acusar a nadie de despilfarrar, porque ahora la crisis es sanitaria y no económica.

El daño que está haciendo el coronavirus al proyecto europeo es enorme y tendrá graves consecuencias si no hay solidaridad entre los 27. La UE reacciona despacio porque sus instituciones intergubernamentales (Consejo Europeo) tienen más peso que las supranacionales (Comisión y Parlamento), tal y como venimos viendo desde la Gran Recesión. Sin embargo, esta crisis afectará a la salud de los ciudadanos de los 27 Estados miembros y a sus economías al estar tan interconectadas. Es muy probable que al final el Consejo Europeo llegue a un acuerdo sobre el crédito, pero con condiciones a los países más endeudados como Italia o España. Europa es especialista en mantenernos en vilo hasta el último minuto. Esperemos que, una vez más, las acrobacias de la UE terminen con un simple vuelco al corazón y no de bruces en el suelo. Pues, como dice Delors, "el microbio ha vuelto".

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