Por
  • Carmen Marcuello Servós

¿Juntos?

RECURSOS ZARAGOZA. PARANINFO / 26-10-2017 / FOTO: GUILLERMO MESTRE [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]
Interior del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Richard Sennet nos dejó claro en su libro (2012) ‘Juntos: rituales, placeres y política de cooperación’, que las personas crecemos y maduramos como seres individuales gracias a nuestras experiencias de cooperación. Otros autores han reflexionado sobre la capacidad de cooperar especialmente en las situaciones críticas y de supervivencia. Son numerosos los ejemplos de experiencias de ayuda mutua para enfrentar situaciones difíciles. El propio Sennet indica que «el apoyo mutuo está inserto en los genes de todos los animales sociales, que cooperan para realizar lo que no pueden hacer solos». Elinor Ostrom, la que fue premio Nobel de Economía en 2009, dedicó su investigación a la capacidad de las personas para la gestión de los bienes comunes a lo largo de la historia y en diferentes lugares. Nos mostró que es posible una gestión cooperativa eficiente. Sin embargo, también sabemos que los seres humanos somos capaces de todo lo contrario.

En estos días estamos viviendo una situación global de alarma por el Covid-19. Los medios de comunicación informan con detalle, a veces en exceso, las redes sociales añaden su dosis y, en algunos casos, desinformando. Este es el momento de que las instituciones, las organizaciones económicas, el tejido social y las personas a título individual aportemos para superar conjuntamente esta pandemia mundial. En este caso, no es solo tarea de políticos o responsables institucionales, hemos de hacerlo conjuntamente. 

La sensación es que hemos puesto al sistema sanitario a los pies de los caballos. Están en primera fila para afrontar la situación mientras queda el eco de la irresponsabilidad o del sálvese quien pueda. Comunidades autónomas, ayuntamientos, universidades, empresas, ciudadanía hemos de sumar iniciativas para afrontar un problema que es común. Sin embargo, las medidas adoptadas también hay que pensarlas. Porque principalmente pretenden evitar el contagio del coronavirus para asegurar que no colapse el sistema sanitario y resolver los problemas económicos. Son medidas necesarias e importantes que generarán problemas colaterales. Hemos mandado a las personas a quedarse en casa, pero no nos hemos preocupado de las condiciones en las que están en sus casas. Personas mayores solas, con enfermedades crónicas, menores, dependientes, en situación de exclusión (incluso sin casas en las que permanecer), de violencia familiar, etc. EAPN-España (la Red de Entidades Sociales que luchan contra la Pobreza) ha publicado un comunicado sobre su preocupación por el impacto de la situación en los hogares más vulnerables. 

Hemos de estar ahí. Sumándonos a las muestras de solidaridad, de auto-organización, que van más allá de la alarma y nos permiten trabajar juntos. Como sociedad, además de ayudar y cumplir las directrices, apoyando a los trabajadores y trabajadoras, hemos de pensar qué hacer por lo común, por el interés general. En nuestro caso, desde la universidad hemos de contribuir activamente movilizando recursos y, sobre todo, el conocimiento y las competencias de las y los universitarios. No solo con medidas internas, evitando el contagio dentro de los centros de trabajo; aclarando cuáles son y cómo se van a organizar los servicios básicos necesarios durante estos días; asegurando herramientas para facilitar la docencia; medidas de conciliación familiar para el cuidado. La universidad ha de estar en primera línea sumándose para responder al reto del coronavirus y trabajando por el bien común.

Bauman recalcaba que solamente podemos considerar desarrollada una sociedad si es capaz de cuidar a las personas más frágiles. Es necesario dar las gracias a quienes están cuidando, acompañando y asumiendo responsabilidades en un momento tan complejo y recordar que todos y todas tenemos también la responsabilidad de apoyar. Para terminar, una amiga me contaba cómo su hija adolescente, preocupada por sus vecinos mayores, ha ido a preguntar a los vecinos de su bloque si necesitaban algo y decirles que pueden contar con ella. Juntos, las cargas se dividen y las alegrías se multiplican.

Carmen Marcuello Servós es catedrática de la Universidad de Zaragoza

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