Por
  • Vicente Ezquerro Esteban

Juntos, siempre juntos

Juntos, siempre juntos
Juntos, siempre juntos
Pixabay

Tenemos la certeza con mayúsculas de que ‘de esta’ saldremos ‘juntos’, como hemos salido de otras muchas. Amigos-hermanos, no seamos ‘lloricas’, por primera vez en nuestra historia tenemos recursos de comunicación múltiples y diversos para irlo lidiando.

La medicina y sus imperativos orgánicos nos dicen, en estos momentos de pandemia, que debemos estar juntos psicológicamente, No físicamente. ¡Ay, cómo somos los humanos de contradictorios: cuando podemos abrazarnos no lo hacemos y ahora que querríamos hacerlo no nos dejan! Bueno, ¡ya lo haremos! Y así, podremos poner en práctica una máxima para este psiquiatra fundamental: "La necesidad básica humana es la ternura" (Sullivan).

Esto es: los bebés que no son acogidos por los brazos y el calor de un humano adulto no comen, rechazan el biberón y se dejan morir… Esto significa que somos seres que para constituirnos como humanos estamos necesitados de caricias corporales, calor humano, de contacto físico.

Esta vírica y desgraciada ocasión nos va a permitir comprobar a todos esta máxima fundamental: la necesidad de la ternura. Su carencia, debido a las medidas excepcionales que nos obligan al confinamiento, nos permitirá comprobar esta máxima.

"Esta vírica y desgraciada ocasión nos va a permitir comprobar a todos esta máxima fundamental: la necesidad de la ternura"

Podremos abrazarnos, besarnos y… ¿Cuándo? Lo decidirán las autoridades sanitarias cuando la alerta y la pandemia estén finiquitadas. Y como lo prohibido da más gusto… espero que, transcurrido el tiempo necesario de mantener las distancias físicas, nuestra nación sea una fiesta (eso sí, con las medidas profilácticas oportunas… ). La curva demográfica se incrementará seguro. Nada nuevo bajo el sol, ya nos pasó en otras crisis.

Vivimos un nuevo modelo de aislamiento, ya que en esta pandemia podemos hablar telemáticamente (¡qué palabro!). Somos afortunados, muy afortunados los españoles de este siglo. Pero no deberíamos confundir el optimismo con la ingenuidad. Podemos comunicarnos de palabra oral y escrita por múltiples medios (teléfono, teléfono con imagen, redes, y hasta escribir cartas de recepción inmediata, correo electrónico). Disponemos de un gran arsenal comunicativo. Tenemos múltiples recursos de ocio (internet, vídeos, juegos, conciertos y teatro gratuitos por ‘streaming’), la lectura. Y para los más atrevidos o más ‘marcianos’: encontrarse con el silencio y la reflexión. Esto último es gratis.

Buscando el lado positivo, nos han brindado, por decreto de alarma, una magnífica oportunidad para estar juntos familiarmente y para comprobar que los humanos somos seres sociales. Deberíamos intentar ponernos en la piel de aquellas personas que obligadamente están solos todo el año, por razones familiares o sociales. Magnífica ocasión para empatizar también con la dureza de la soledad, de algunas personas. También vivimos otra magnífica ocasión para descubrir la verdadera naturaleza de lo humano, que siempre son los otros. Sería estupendo renacer más humanos tras este breve confinamiento.

Cuidémonos y agradezcamos a todos los profesionales que nos cuidan (servicios básicos, Policía, funcionarios…), así como a sus familias, que se ven privadas y temen por ellos, sus desvelos y su entrega ejemplar. Ellos también se contagian y además necesitan mucha ternura.

(El autor, Vicente Ezquerro Esteban, es doctor en Psiquiatría y fundador de ‘Doctologia.es)’ 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión