Por
  • Alfonso Peña Ochoa

Cuentas claras

Sede la Cámara de Cuentas de Aragón en Zaragoza.
Sede la Cámara de Cuentas de Aragón en Zaragoza.
Asier Alcorta

Mañana hará exactamente 600 años, el 8 de marzo de 1420, Alfonso V el Magnánimo creaba, como institución privativa del Reino de Aragón, el oficio de Maestre Racional, ordenaba la custodia de sus documentos en el archivo de la Aljafería de Zaragoza y nombraba a Pelegrín de Jasa primer ‘Magister Rationalis curie nostre in regno Aragon’, cargo que desempeñó hasta que fue asesinado en diciembre de 1429.

El oficio, sin embargo, no era nuevo en la administración real. Muchos años antes, en 1283 (adelantándose a la constitución en 1365 de la Cámara de Comptos del reino de Navarra por decisión de Carlos II el Malo), Pedro III el Grande ya lo había establecido. La importó de Sicilia, cuyo reino acababa de incorporar a la Corona por su matrimonio con Constanza, donde existía una ‘curia magistrum rationalium’. Y configuró entonces el oficio como una magistratura única, con jurisdicción sobre todos los estados de los que era soberano y adscrita a la administración central de la Corona, con la misión de ejercer la fiscalización sistemática, efectiva y regular de sus fondos. Para conseguirlo, todas las autoridades y funcionarios responsables de su administración (bailes, merinos, tesoreros, administradores de rentas y, en general, todos aquellos encargados del manejo de los fondos reales en los distintos territorios) estaban obligados a rendir cuentas ante el Maestre Racional que podía despachar sobre ellos y su patrimonio órdenes ejecutivas, incluyendo el embargo de sus bienes, para restituir el patrimonio real dañado por su gestión e imponer penas por razón de su oficio. Años más tarde, en 1344, Pedro IV el Ceremonioso recopiló las funciones y competencias del oficio en las ‘Ordinaciones’.

Varios siglos después, en el solar del viejo reino, funciona la Cámara de Cuentas. Fue constituida por las Cortes de Aragón, después de un largo parto, un 1 de julio de 2010, de forma que en unos meses cumplirá sus diez años de existencia. Una vida corta, casi insignificante, si la comparamos con los siglos que permaneció activa la institución histórica, pero intensa. Aunque la Cámara contemporánea entronca con el Maestre Racional, de cuyo fértil légamo se nutre, su legitimidad le viene de la Constitución de 1978, en los términos fijados por el Tribunal Constitucional en sus sentencias 187/1988 y 18/1991 en las que admite la existencia de los órganos autonómicos de fiscalización. 

Frente al Maestre Racional, la Cámara de Cuentas es una institución de origen democrático, regulada en primer nivel en el Estatuto de autonomía (que es una norma del denominado ‘bloque de constitucionalidad’) y cuyo funcionamiento responde a los estándares de los organismos equivalentes europeos, como prueba su pertenencia a la Organización Europea de las Instituciones Regionales de Control Externo. 

Su misión es la fiscalización externa de la gestión económica, contable y operativa del sector público de Aragón, tarea que realiza inspirada en los valores de independencia, transparencia, profesionalidad, servicio público y trabajo en equipo, con el fin último de promover el uso adecuado y eficiente de los recursos. Y aspirando a que sus informes sean oportunos y de calidad, precisos en sus conclusiones y constructivos en sus recomendaciones, que son su principal herramienta para influir en el funcionamiento de las entidades del sector público que fiscaliza.

Conscientes de nuestra historia, decididos a preservar el valioso legado que nos transmitieron nuestros antepasados y avalados por la experiencia acumulada durante estos diez años de vida fiscalizando las instituciones aragonesas, hoy, la Cámara de Cuentas de Aragón quiere proyectarse hacia el futuro como una institución útil para los ciudadanos que contribuye a fortalecer la integridad, la transparencia y la rendición de cuentas, aportando claridad y confianza sobre la administración de los recursos públicos a una sociedad que la necesita. Porque así nos hemos comprometido públicamente a hacerlo y, también, hoy, como modesto homenaje y reconocimiento al bueno de Pelegrín de Jasa, que acabó trágicamente sus días encontrándose en activo como Maestre Racional del viejo reino.

Alfonso Peña Ochoa es presidente de la Cámara de Cuentas de Aragón

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