Por
  • Jesús Morales Arrizabalaga

Concordias para una Corona

Los alcañizanos abarrotaron la plaza de España para presenciar la recreación de la Concordia.
Los alcañizanos suelen abarrotar la plaza de España para presenciar la recreación de la Concordia.
A.Monserrate

Los próximos 14 a 16 de febrero se desarrollará en Alcañiz la segunda recreación histórica de la Concordia de 1412. Desde 2012 –sexto centenario de su firma– hay actos institucionales con una repercusión muy por debajo de la relevancia del hecho. En junio, Caspe celebrará su vigésima tercera conmemoración del Compromiso de 1412. Calatayud, Alcañiz y Caspe están unidas por una cadena de acuerdos y concordias que lleva desde el vacío dejado por la muerte de Martín I hasta la publicación de Fernando I como rey de Aragón y titular de los dominios de su Corona.

Martín I murió en 1410 sin dejar resuelta la identidad de su sucesor. Las monarquías de tipo dinástico –reyes– tienen sobre otras jefaturas unipersonales la ventaja de que establecen reglas sucesorias que evitan problemas en la mayor parte de los casos; la inactividad o incapacidad de Martín I hizo perder esta ventaja de la institución regia y abrió un abanico de opciones, con muchas posibilidades de dispersión de los títulos acumulados en manos de los Aragón, tal vez combinada con guerras internas entre bandos o territorios.

La historia de la Corona de Aragón tiene unos pocos hitos que debiéramos conocer para hacer una valoración fundada y bien medida de nuestro pasado. Éste es uno. No encontraremos ‘ADN aragonés’ ni cosa parecida, pero sí ejemplos de buena, muy buena, práctica política.

No creo que nadie se sorprenda si cuento que la lectura de esas acciones y decisiones que articulan la Corona es muy distinta en Aragón y Cataluña: en este caso concreto, compruébese lo que escriben sobre el Compromiso de Caspe en wikipedia y en viquipedia.cat. Un dato: la bibliografía fundamental de la versión ‘.cat’ son dos obras, de 1948 y 1965; allí lo dejan.

En los últimos años se ha impulsado una revisión, en que resulta fundamental el Centro de Estudios Medievales de Aragón. La sentencia original de Caspe, ahora publicada, y su edición de Actas y documentos son incompatibles con los ejes de la interpretación que se hace de esta cadena de acuerdos más allá de ‘la clamor de Almacellas’.

Me centro hoy en sus primeros eslabones. El problema de partida es que no había norma jurídica de la Corona que resolviera la identidad del sucesor, pero tampoco las más elementales cuestiones de procedimiento. Había que descubrirlo; había que establecerlas.

El rey moribundo recibe a varias autoridades y notables que hacen un último intento por averiguar su voluntad sucesoria; lo consiguen. Tienen un claro y revelador interés en mantener las cosas como están, especialmente intenso en las catalanas; pensemos que, en mi opinión, el riesgo no era sólo de separación de Aragón y Cataluña, sino de desagregación en sus unidades condales de lo que comenzaba a tratarse como Principado. No le preguntan al rey si su voluntad es instituir como sucesor a una persona concreta; le plantean una fórmula genérica: algo como ¿os parece bien que la sucesión recaiga en aquél en quien por justicia deba recaer...? Merece nuestro reconocimiento que con este fundamento tan extraño pudiese llegarse a una solución, y que los enfrentamientos, presiones y actos directos de violencia (asesinato del Arzobispo de Zaragoza incluido) se mantuviesen en unos niveles que podemos considerar graves pero ordinarios.

La formación histórica del Reino y Corona de Aragón, y su integración en el Reino de España tienen una docena de momentos que debiéramos conocer; creo que ni los identificamos ni los conocemos. Este tipo de recreaciones ayudan; además desde hace algunos años, suelen tener un buen compromiso entre rigor y entretenimiento. El problema es que muchos de esos hitos de relevancia no tienen acontecimiento que pueda teatralizarse fácilmente, por lo que esta estrategia escénica los deja en zona de sombra. Por otra parte no podemos pedir a estas representaciones lo que no pueden ofrecer; deben tenerse como incentivo para aproximarse a una información más completa y estructurada. Que habrá que elaborar.

Un comienzo: en 2012 el Gobierno de Aragón editó un muy buen resumen del estado de la cuestión (Sesma; Laliena; Monterde). Accesible desde ‘compromisodecaspe.es’.

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