Por
  • Eva Sáenz Royo

La fiebre de las identidades

Cada identidad reclama su reconocimiento específico.
Cada identidad reclama su reconocimiento específico.
HERALDO

Cuenta Pablo de Lora en su libro ‘Lo sexual es político (y jurídico)’ (Alianza editorial, 2019) que en 2016 en la Universidad de Míchigan se propuso, para favorecer el "ambiente de inclusividad", que los alumnos pudieran elegir el pronombre con el que tienen que ser referidos por los profesores y el resto de la comunidad universitaria. Así, en lugar del ‘his’ o ‘her’ tradicionales, y en función de las apetencias de cada cual, se comienza a emplear una lista potencialmente infinita de sustitutivos (‘they’, ‘them’, ‘their’, ‘ze’, ‘hir’, ‘xem’, ‘xyr’, etc.). El profesor, por respeto a la identidad de cada #cual, tendría que decir, en lugar de "His remark is interesting" ("Su observación es interesante"), "Ze remark is interesting" o lo que corresponda.

También una regulación aprobada en la ciudad de Nueva York obliga a los empleadores, arrendadores, autónomos y profesionales a usar los nombres, sexo, pronombres y trato preferido por sus clientes independientemente del sexo biológico. 

Esta nueva moda ‘inclusiva’ y ‘respetuosa de las diferentes identidades’ ha llegado también a España. Hace ya muchos años que todo discurso empieza con un «todos y todas», aunque la coherencia inclusiva no alcance más allá de la tercera frase. Así, también, empieza a utilizarse el genérico ‘e’ para referirse a los individuos sin hacer referencia a su sexo. Quizás hayan ya recibido algún "Feliz Navidad a todes".

La obsesión por lo identitario lo está invadiendo todo y no solo el lenguaje. El federalismo nació como movimiento racional que buscaba la limitación del poder mediante su división en diferentes centros. Hoy se habla más bien de un federalismo identitario que busca integrar a los que se sienten diferentes. El feminismo nació como movimiento racional que buscaba la igualdad y la justicia en general. Está lejos del llamado feminismo identitario cuyo único interés es el avance de la mujer y que concibe como enemigo al hombre. 

Ni el federalismo ni el feminismo nacen para la defensa de intereses parciales, sino que son ideologías surgidas de la razón universal que pretenden la mejora de la sociedad en su conjunto. Por eso decía Janet Radcliffe-Richards que "ninguna feminista cuya preocupación emerja de una preocupación por la justicia en general, puede legítimamente permitirse que su único interés sea el avance de las mujeres" (‘The Sceptical Feminist. A Philosophical Enquiry’, 1994).

El movimiento identitario se trata de una tendencia esencialmente emocional que reivindica ese sentimiento tan propio de la adolescencia como es el "yo soy diferente, especial" y que contradice el ideal de ciudadanía y universalidad que nace con el constitucionalismo racional y que inspira la Declaración de los Derechos Humanos de 1948. En este sentido, frente a la idea de deliberación y crítica pública a las ideas, frente a la racionalidad, se está imponiendo en la práctica un pensamiento de lo ‘políticamente correcto’ que cancela cualquier discusión a golpe de descalificaciones como ‘sexista’, ‘machista’, ‘racista’, etc. El propio profesor Pablo de Lora, autor del libro arriba mencionado, lo ha sufrido recientemente en la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona. Con profesores jaleando la censura.

Quizás terminaremos llamando ‘guau’ o ‘miau’ a los individuos que se identifican con otras especies (los llamados ‘otherkin’ o ‘tranimals’) por respeto a su autoestima. O reconociendo a Emile Ratelband, un ciudadano holandés, que tiene 20 años en lugar de sus 69, ya que así es como él "se siente". O podemos, incluso, ponernos a contar ‘naciones’ e ‘identidades históricas’. Seguro que nos salen más que en las que están pensando, incluida Aragón. Y lo que nació como apelación a la tolerancia y a la protección de minorías se tornará en una grave imposición de intolerancia por miedo a las ofensas sobre la identidad. 

Como señaló Pablo de Lora frente al boicot que sufrió: "Si el signo de los tiempos es esto, vayan ustedes despidiéndose del pensamiento libre".

Eva Sáenz Royo es profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Zaragoza

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión