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Incertidumbre política en España

Reunión de la Ejecutiva de ERC este lunes
Reunión de la Ejecutiva de ERC este lunes
Efe

Arranca 2020 con un panorama político cargado de incertidumbres. Pedro Sánchez, el candidato que recibió el encargo del Rey de formar gobierno por haber sido el que logró más votos en las elecciones, está a punto de conseguir los apoyos suficientes para asegurar su investidura el próximo martes, si ERC no le traiciona en el último minuto como ha hecho en otras ocasiones. Sin embargo, el líder socialista no puede prometer a ningún partido lo que la Constitución le impide dar, ni debe generar agravios entre Comunidades al ceder a unas lo que niega a otras.

En su afán por empezar a solucionar el problema que los independentistas han generado en Cataluña, Sánchez quiere poner en marcha algunas iniciativas si logra seguir en la Moncloa. Pero su urgencia por asegurarse el respaldo parlamentario de Esquerra, PNV y Bildu le ha llevado a dar pasos que incurren en el mismo error de Rodríguez Zapatero cuando en 2003 prometió que apoyaría la reforma del Estatuto de Cataluña que saliese del Parlament. No fue así porque el texto que fue aprobado por la Cámara era ampliamente inconstitucional. Por eso sufrió un ‘cepillado’ en el Congreso, en palabras del entonces presidente de la comisión constitucional Alfonso Guerra. Y después, en 2010, el Alto Tribunal declaró inconstitucionales 14 artículos y dejó sin eficacia jurídica el preámbulo en el que aparecía el término ‘nación’. A partir de ahí se activó el ‘procés’ soberanista. Ahora, Sánchez se equivoca también al comprometerse con el PNV a «adecuar la estructura del Estado» para reconocer que Cataluña y País Vasco son naciones y yerra al prometer a ERC una consulta sobre los acuerdos entre la Generalitat y el Gobierno central. Se equivoca porque Esquerra quiere la ruptura de España y eso es ilegal porque la Constitución aprobada mayoritariamente por todos los españoles se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación (art. 2 CE). Se equivoca porque pacta solo con un partido, no con el Govern. Se equivoca porque avalar una consulta supone legitimar a los secesionistas. Se equivoca porque, al satisfacer a unos pocos en contra de todos, volverá a forzar la intervención del Constitucional. Se equivoca porque, como ha denunciado Javier Lambán, creará agravios comparativos al otorgar privilegios a algunas Comunidades para apaciguar a sus gobernantes nacionalistas.

Con un PSOE irresponsablemente callado (excepto Lambán y García-Page), con un inquietante renacer de las fuerzas centrífugas y los desequilibrios territoriales, y con una ciudadanía muy cansada por la poca altura de miras de sus dirigentes políticos, el presidente en funciones está realizando inaceptables concesiones tanto al independentismo catalán como al nacionalismo vasco.

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