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  • Heraldo de Aragón

En terreno peligroso

Pedro Sánchez durante la rueda de prensa que dio el viernes en Bruselas.
Pedro Sánchez durante la rueda de prensa que dio el viernes en Bruselas.
Horst Wagner / Efe

El afán de Pedro Sánchez de obtener el beneplácito de los independentistas catalanes para su investidura está llevando a los socialistas a entrar en un terreno muy peligroso. El secesionismo siempre ha buscado desbordar el ordenamiento constitucional y ese es precisamente el sentido de esa ‘mesa de diálogo bilateral’ que exige ERC a Sánchez como requisito para su abstención y que, de manera temeraria, el presidente en funciones parece dispuesto a concederle.

Para apoyar el pacto de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos, Sánchez se ha embarcado en una negociación con ERC que resulta preocupante y que parece absolutamente impropia. Hacer depender el Gobierno de España de un partido que pretende abiertamente, y habiendo recurrido para ello a procedimientos delictivos, desmantelar la nación española es un puro disparate. Además, ERC está obligando a los socialistas a aceptar planteamientos que favorecen los intereses del secesionismo y que deberían ser rotundamente inaceptables para los partidos constitucionalistas. Uno de los más graves es esa exigencia de una ‘mesa de diálogo bilateral’ entre el Gobierno español y la Generalitat, que sería un engendro situado al margen de los procedimientos constitucionales y legales, por más que se ampare el invento bajo la inocente etiqueta del ‘diálogo’. Hay foros suficientes en las instituciones democráticas para cualquier diálogo que sea necesario, sin necesidad de dar bazas al independentismo arriesgándose a crear falsas legitimidades paralelas. La estrategia para la investidura debería dar un giro radical, en el que deberían implicarse tanto el PSOE como el PP, sin excluir el posible refuerzo de Ciudadanos. Es necesario dejar de lado al independentismo y, dada la actual matemática parlamentaria, apoyar tanto la investidura como la gobernabilidad en alguna clase de acuerdo entre los dos principales partidos del sistema. Ante la seriedad de la situación, los dirigentes políticos deberían reconsiderar muy seriamente cuál es la actitud que deben adoptar pensando en el interés general.

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