El paradigma que viene

People attend an Extinction Rebellion climate change protest on Gran Via street as COP25 climate summit is held in Madrid, Spain, December 7, 2019. REUTERS/Juan Medina? [[[REUTERS VOCENTO]]] CLIMATE-CHANGE/ACCORD-PROTEST
Manifestación contra el cambio climático en Madrid
JUAN MEDINA

Es natural perderse en el debate sobre el cambio climático porque nos coloca ante algunas de nuestras contradicciones. Pasamos de la esperanza al catastrofismo, de sentirnos comprometidos a insignificantes, de inocentes a culpables. El clima y las múltiples amenazas que penden sobre él, y que afectan a todos, ponen a prueba nuestras propias verdades, lo que queda de sinceridad en la mirada hacia un mundo saturado de mercaderes.

El mismo día que empezaba en Madrid la Cumbre del Clima, miles de furgonetas recorrían la capital de España entregando paquetes por el Black Friday y el Cyber Monday. Fueron un millón de entregas en una sola jornada, lo cual no está nada mal para una ciudad de poco más de tres millones de habitantes. Se alcanzó un récord que pronto será rebasado pero, llevados por el ambiente festivo con el que el gran comercio disfraza la voracidad consumista, nadie cayó en la cuenta de semejante incoherencia.

El distanciamiento con el que abordamos problemas como el cambio climático nos procura la absolución e incluso nos permite darnos golpes en el pecho por el medioambiente –o más bien tratar de dárselos a los responsables políticos y empresariales– mientras esperamos el último paquete de Amazon.

Si el reto al que nos enfrentamos como simples habitantes de la Tierra es tan gigantesco es porque su solución requiere de un cambio profundo de paradigma y eso implica transiciones dolorosas –como saben bien en las Cuencas Mineras de Teruel– que han de formar parte del núcleo del debate.

Encontrar los límites apropiados es un signo de justicia y es, finalmente, una constante en la evolución social. Eso tiene mucho que ver también con la productividad, con la incesante multiplicación de ofertas y con la crematística generación de falsas necesidades que ha acompañado el desarrollo del capitalismo y que es la causa última de los daños que se está sufriendo el planeta. El nuevo paradigma no es fácil porque obliga a desterrar egoísmos y a pensar colectivamente. Tal vez no seamos culpables cada uno de nosotros, pero hasta que no cambiemos nuestra forma de pensar, el planeta va a seguir sufriendo las consecuencias.

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