La variable Albert
Pocos días antes de las últimas elecciones bromeaba en las sobremesas desvelando mi intención de voto: "Aún tiene que echar a mucha gente de Ciudadanos Rivera para que lo deje de votar".
El día después del 10N escribía a mi amigo Javier de Sola: "Soy el que los ha votado en Aragón". Ha pasado una semana desde que Rivera dimitió y me compro un libro de Félix de Azúa por dos euros. Esa gente, Azúa, Arcadi Espada, Paco Caja, por supuesto Boadella y Savater, incluso Loquillo y Sabino Méndez. Ciudadanos heredó mi voto de UPyD. En la España cainita donde los pactos nunca son ‘contra natura’ y funcionan a base de contradicciones pútridas nunca sabes quién es la rata y quién el tiburón hasta que notas el agua sobrepasando la barbilla.
No sé qué castigaron los votantes que dejaron de apoyar a los naranjas: ¿la coherencia de no apoyar a un presidente aupado con números manchados o la desazón al verles salir por patas de Cataluña mientras ardían las calles de Barcelona? Es fácil celebrar la ausencia de constitucionalistas en los territorios donde los han invitado a irse con tiros en la nuca, dianas con su nombre e insultos diarios. Así, cualquiera. En matemáticas se llama eliminar variables. Simplifica el problema pero devuelve una respuesta que no siempre es cierta. Mientras tanto socialistas y comunistas en el poder y las matemáticas, otra vez las matemáticas, nos devolverán un presidente que no cree en España.
O quizá yo sea el que no crea en la España del presidente. Seguiremos contando. Mientras nos queden dedos.