La jornada mundial por el clima se siguió ayer en 150 países. Después de una semana de movilizaciones alrededor del planeta, millones de personas volvieron a pedir acciones reales para luchar contra el calentamiento global. En Aragón, las manifestaciones celebradas en Zaragoza, Huesca y otras localidades de la Comunidad fueron un indicador de cómo está creciendo el clamor sobre la necesidad de luchar contra las emisiones contaminantes. Es esperanzador que, frente a la parálisis de los líderes políticos, sean los jóvenes quienes enarbolen la bandera verde en un movimiento que se extiende por los cinco continentes

No se han registrado este verano en Aragón graves problemas de abastecimiento de agua para consumo humano ni para regadíos, pero el dato de las aguas almacenadas en los embalses de la cuenca del Ebro está muy cerca del mínimo de los últimos cinco años. Es una situación preocupante que la Federación de Regantes del Ebro achaca al ciclo seco que se vive tanto en Aragón como a nivel nacional y admite una influencia «evidente» del cambio climático. Lo cierto es que cada vez hay más datos y estudios rigurosos que confirman la emergencia climática. Frente a quienes relativizan los efectos del calentamiento global existen certidumbres irrefutables: los glaciares del Pirineo y del resto del planeta se extinguen, los casquetes polares se derriten y los fenómenos meteorológicos extremos se multiplican.

El hecho es que el cambio climático está ya entre las prioridades de la agenda política mundial. Pero solo si los países, empezando por los más poderosos, asumen su responsabilidad y sellan compromisos con políticas eficaces se podrá frenar la emergencia climática. La lucha contra el cambio climático afecta a todos y requiere la acción de todos, desde los gobiernos a las instituciones, pasando por las empresas y los ciudadanos.