Por
  • Isabel Soria

Irse

Irse
 

Ultimamente pienso en algo en lo que jamás había pensado: mi desaparición. He dejado de fumar por intentar no darle un motivo más a la parca para que me apisone. También estoy intentando abandonar los kilos que se me han distribuido por mi silueta y lo hago por salud. Para todo cambio hace falta una motivación y la mía han sido mis hijos. Mis niños, esa ancla que me unió al núcleo de la tierra, que me fundió con la naturaleza, con la perpetuación de la especie y que me hicieron un insignificante eslabón de la larguísima cadena en la evolución de las especies de Darwin.

Esta tendencia al cuidarse por la que me ha dado tiene que ver también con la responsabilidad mayúscula de acompañarles el máximo tiempo posible y no sólo vivir, sino intentar sobrevivir de la mejor manera posible: en lo humano y en la salud, e intentar ser para ellos un ser positivo, bueno, una mujer ágil y activa que no se deje llevar por circunstancias personales que les puedan perjudicar. Enseñarles a disfrutar de la belleza, del arte, de la familia y de la amistad. Realmente, también sé que pasarán de mí, que el universo que cada día construyen a su alrededor será mucho más importante que cualquier cosa que les pueda decir la pelma de su madre. Harán de la chorrada montaña, de la estupidez bandera y defenderán lo ilógico con ardor. Ni más ni menos, como hemos hecho todos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión