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  • Heraldo de Aragón

Paralizados

María Jesús Montero, Carmen Calvo y Adriana Lastra a su llegada al Congreso para participar en la reunión con Unidas Podemos.
María Jesús Montero, Carmen Calvo y Adriana Lastra a su llegada al Congreso para participar en la reunión con Unidas Podemos.
EFE/Luca Piergiovanni

Como si de un juego exclusivo y excluyente se tratase, PSOE y Unidas Podemos firmaron ayer un nuevo fracaso negociador. La incertidumbre sobre la investidura de Pedro Sánchez parece tornarse en certeza y el desacuerdo está encaminando al país hacia una nueva convocatoria electoral. Con las conversaciones encalladas no solo se evidencia la falta de entendimiento entre las izquierdas, sino que se condena a España a un proceso de parálisis que eleva aún más la desafección política. Las diferencias entre las dos formaciones confirman una abusiva presencia de los intereses de partido por encima del interés nacional.

Atascados en un diálogo que los socialistas aseguran están dispuestos a mantener, PSOE y Unidas Podemos evidenciaron ayer un nuevo fracaso en sus conversaciones para lograr la investidura de Pedro Sánchez. Mientras el PSOE insiste en un acuerdo programático, los morados continúan apostando por un gobierno de coalición que les conceda una evidente presencia política y mediática. Sumergidos en un debate objeto de una insalvable obcecación por ambas partes, las dos formaciones están confirmando su incapacidad para la cesión y el acuerdo. Conviene, en cualquier caso, ampliar el foco y reparar en que estas conversaciones a dos bandas son el resultado del empeño de los partidos por proteger sus intereses en detrimento del interés general; una interesada escenificación que termina por agotar a los españoles. Queda por descubrir si una nueva convocatoria electoral solucionaría este atasco político o si, en su defecto, ayudaría a superar el inmovilismo tactista del que son presa los partidos y que se muestra cómodamente instalado. Jugar en beneficio propio con la parálisis nacional solo demuestra un alto grado de irresponsabilidad que, a buen seguro, será castigado por los electores en las urnas.

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