Un indigno espectáculo europeo
Es posible que la función que desarrollan en el Mediterráneo organizaciones como Open Arms y otras similares no sea tan positiva como su imagen de buenos samaritanos lleva a pensar. Tal vez se hayan convertido, aunque sea sin querer, en un eslabón más de la cadena que lleva a miles de personas a jugarse la vida en el mar, con la esperanza -muchas veces vana incluso aunque consigan llegar a puerto- de una nueva vida en Europa. Es posible también que el dispositivo oficial de rescate, aunque más silencioso, sea más eficaz. Pero, en cualquier caso, ni la UE ni los gobiernos europeos se pueden permitir el indigno espectáculo que están dando, dejando que la situación, de por sí dramática, a bordo del ‘Open Arms’ se pudra y llegue al filo de la tragedia. Y ello, cuando en realidad saben perfectamente, todos lo sabemos, que antes o después los inmigrantes que viajan en la nave acabarán desembarcando en un puerto europeo. ¿Qué otra alternativa hay? A la ignominia de una actuación inhumana se añade así el ridículo de unos gobiernos que parece que se pasan la pelota sin que ninguno tenga el coraje de tomar decisiones. Y todo, para más inri, bajo los focos de la opinión pública. Y además, a mayor gloria de un demagogo como Salvini que, al final, será el único que acabará sacando partido político de tanta indecisión y tanta incompetencia.