Noticias del verano

La Guardia Civil pone a disposición judicial a los detenidos por una agresión sexual múltiple en Benidorm.
La Guardia Civil pone a disposición judicial a los detenidos por una agresión sexual múltiple en Benidorm.
Manuel Lorenzo / Efe

En verano, en otros tiempos menos agitados, solía uno buscar el periódico para echar un vistazo a la actualidad y no perder de vista el pulso del mundo, a la vez que te ofrecía el solaz efímero de hacer los pasatiempos. Podías leerlo plácidamente, acomodado en la tumbona, y la cosa no pasaba de ahí.

Pero ahora da pavor abrir los periódicos o asomarse a los informativos audiovisuales. Inevitablemente, hay páginas enteras de terribles noticias y espacios que producen horror. Todo son asesinatos horrendos, crímenes tremebundos, violaciones en manada, matanzas indiscriminadas, violencia por todas partes… Sin contar el repaso a las desgracias que pasan por el mundo, los abandonos inicuos de pobres inmigrantes en alta mar, las fechorías de un tal Trump y el estado general de las relaciones internacionales, cada vez más difíciles y tensas.

Me fijaré solo en España. Machistas o no, de género, número o caso, cada semana, por no decir cada día, muere alguna mujer o algún menor a manos de una de esas parejas brutales que existen en demasía; cada semana se nos cuenta un nuevo caso de agresiones sexuales a mujeres, jóvenes o niñas; incansable, la Policía detiene constantemente a traficantes, pedófilos, amigos de lo ajeno… Todo eso es lo que traen, profusamente y a diario, los periódicos y los informativos. Son las noticias que te amargan el verano.

Se pregunta uno si esto tiene remedio o si esta sociedad está enferma. Puede ser que haya una permisividad excesiva en las leyes o que la Justicia no castiga con intenciones de ejemplarizar, según pueden pensar algunos; pero a mí me parece que hay algo más profundo y que puede ser la causa de estos disparates que contemplamos cada día. 

Creo que se trata, principalmente, de un problema de educación. Educación, desde la escuela, desde la familia, desde los medios de comunicación social. Siempre habrá, en cualquier sociedad, elementos discordantes y proclives a hacer el mal; pero es difícil que haya semejante abundancia en una sociedad educada, formada, justa, que acepte y practique la sensatez y la tolerancia, el respeto a nuestros semejantes. 

Es la gran reforma que tiene España pendiente: la reforma educativa. Hemos perdido cuarenta años sin poner los cimientos para hacer una sociedad culta y educada, y así, con una sociedad desnortada, con un ‘todo vale’ como principio y la lenidad para el delincuente y el infractor, el camino hacia el desastre está escrito.

Quisiera volver algún día a la placidez de la lectura de los diarios en verano en los que no hubiera tanta inhumanidad y tanto desgarro; no porque lo silenciaran, naturalmente, sino porque nuestra sociedad hubiera mejorado hasta conseguir una convivencia más pacífica, más amable, más respetuosa y, por supuesto, menos violenta. Sin que ocurrieran esos memoriales de agravios con los que la actualidad nos obsequia cada día como noticias principales del verano.

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