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  • Heraldo de Aragón

La parálisis política se prolonga

Sánchez e Iglesias durante el segundo debate de investidura.
Sánchez e Iglesias durante el segundo debate de investidura.
EFE

El fracaso de la negociación del PSOE con Unidas Podemos ha impedido a Pedro Sánchez lograr la investidura como presidente del Gobierno. Empieza, pues, la cuenta atrás de dos meses para la disolución de las Cortes. Constatadas las insalvables dificultades para entenderse con Podemos, el PSOE debe volver a explorar con generosidad otras posibles vías como el pacto con Ciudadanos si Albert Rivera, con sentido de Estado, levanta el veto que impuso aún antes de celebrarse las elecciones de abril. España necesita estabilidad.

Pedro Sánchez no ha logrado la confianza del Congreso de los Diputados ni en la primera votación del martes ni en la segunda y definitiva de ayer. La Cámara ha rechazado su designación como presidente del Ejecutivo. De nuevo solo ha conseguido el respaldo de los diputados del PSOE y el del Partido Regionalista de Cantabria. La estrambótica negociación de los socialistas con Unidas Podemos ha acabado en un gran fiasco y con los partidos acusándose de deslealtad. Después de tres meses de conversaciones para conformar una mayoría suficiente para gobernar el país durante los próximos cuatro años, todos los partidos han evidenciado una manifiesta ineptitud. A partir de ahora empieza a correr el plazo para celebrar unas nuevas elecciones el próximo 10 de noviembre. De cualquier forma, tienen un amplio plazo, hasta el 23 de septiembre, para buscar una buena solución antes de resignarse al fracaso de tener que poner las urnas para que los españoles volvamos a participar en unas elecciones generales por cuarta vez en cuatro años. El candidato socialista duda si hacer un segundo intento de investidura, pero debe intentarse porque la responsabilidad de formar Gobierno, que compete a la Cámara elegida el 28 de abril, sigue activa.

Los duros reproches lanzados ayer entre PSOE y Podemos, construidos sobre el fondo de la profunda desconfianza que siempre ha existido entre ambos partidos, lleva a pensar que será muy difícil un acuerdo en septiembre. Ello obliga a buscar otras alternativas que, además, sean más estables que la que podría haber proporcionado el pacto de socialistas y morados. Para ello, es imprescindible que las principales fuerzas parlamentarias sustituyan las posiciones partidistas que han exhibido hasta ahora por la negociación de las medidas políticas que el país necesita. En este sentido, Ciudadanos debe replantearse, al margen de la relación personal de su líder con el candidato socialista, cuál es su compromiso con la gobernabilidad de España. En caso de que la repetición de las elecciones sea inevitable, hay que pactar modificaciones legales para evitar nuevos bloqueos políticos. El país no puede seguir instalado en la parálisis política que arrastra desde el invierno de 2015.

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