Crisis existencial en el PP

Pablo Casado en declaraciones tras conocer los resultados electorales.
Pablo Casado en declaraciones tras conocer los resultados electorales.
Efe/Javier Lizón

Nada que sorprenda con la ley electoral en la mano. Abascal venía a salvar la España de siempre y ha entronizado a la de Sánchez, a quien atribuye las mayores afrentas a la unidad nacional. Un maná obligado, pero que no da de comer. Su propuesta sume al PP en una crisis existencial sin precedentes, dinamita la derecha y le priva del triunfo que le correspondería por votos, pues suma –también en Aragón– más que la izquierda. Pero la mitad de las papeletas de Vox se van por el sumidero de los restos. En Huesca, en Teruel, en la España vaciada, en las circunscripciones donde el último de sus tres o cuatro escaños ha acabado en manos socialistas. Lo sabían D’Hont y medio mundo. Aun así, es el PP de Casado por errores propios –ni el avance de Ciudadanos ni el desgaste de Vox– el que queda abocado a una catarsis y deja la escena política abierta. Puede haber un gobierno en minoría de Sánchez, más llevadero que hasta ahora. Una alianza con Podemos y los independentistas de ERC y PNV. O un pacto con Rivera, que en lo personal se antoja antitético y en lo estratégico, inviable porque Cs tiene ante sí la oportunidad del ‘sorpasso’ y el liderazgo del centroderecha. Lo previsible es que nada se mueva hasta que las autonómicas y municipales del 26 de mayo empiecen a configurar pactos que serán decisivos para despejar la ecuación nacional.

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