Por
  • Carmen Magallón

El Sahara Occidental

Una fotografía de la exposición 'Sáhara, el país de arena'.
Una fotografía de la exposición 'Sáhara, el país de arena'.

Entre los conflictos anclados en el tiempo y olvidados, el del Sahara Occidental nos toca muy de cerca. España era la potencia colonial y su inestabilidad política, mientras caía la dictadura, impidió la realización del referéndum de autodeterminación que la ONU había decidido sería la salida democrática para los territorios colonizados. La Fundación SIP acaba de recordarlo en un acto con el significativo título de ‘Sahara Occidental: una deuda histórica y un drama humanitario’.

En diciembre pasado, el encuentro en Ginebra entre el Frente Polisario y Marruecos, país que en 1975 se anexionó el territorio saharaui, retomó unas conversaciones abandonadas los últimos seis años. Resultado: seguir conversando. Están en juego los beneficios de la pesca y los fosfatos del territorio. Y sobre todo la vida de una población abandonada en campos de refugiados. Una novedad reciente es la reclamación de participación en las conversaciones de paz de mujeres saharauis, un pequeño intento apoyado por la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la libertad, tanto desde España como desde el grupo internacional en Ginebra. Una iniciativa que no debería desdeñarse. La respalda la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad, con un amplio apoyo de países del mundo que la mantienen viva. La 1325 es una vía que en otros conflictos ha abierto opciones, puede movilizar grupos internacionales feministas e involucrar en la solución a países que nunca pensaron que el Sahara Occidental les atañera.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión