Josele Santiago: “Hubo un tiempo en que nuestro mayor enemigo éramos nosotros”

Los Enemigos, el grupo más inteligente del rock español regresa con nuevo disco y gira.

Josele Santiago
Josele Santiago: “Hubo un tiempo en que nuestro mayor enemigo éramos nosotros”
Laura Uranga

Josele Santiago, Fino Oyonarte, Chema 'Animal' Pérez Manolo Benítez, amigos por separado y Los Enemigos cuando se juntan sobre un escenario. La banda madrileña ha regresado tras una década de separación para confirmar que aquella reunión de 'Eneamigos' en 2012 daría comienzo a una nueva etapa que ha cristalizado con la publicación de 'Vida Inteligente', su nuevo trabajo de estudio.


Este sábado actúan a Zaragoza para reencontrarse con su público en un concierto en el Teatro de las Esquinas (22.00). Su cantante, Josele Santiago, revela el excelente estado de forma del que sigue siendo uno de los mejores grupos del panorama rock nacional.


Después de su reencuentro, en 2012, lo más sensato era pensar en 'Vida inteligente', su último álbum...

Por un lado era eso y por otro que tras más de diez años sin vernos prácticamente, de repente nos encontramos con muchos cambios y todos llevan al término 'inteligente': telefonía inteligente, edificios inteligentes, todos tenemos unos cacharros con muchos botones... El primer día de ensayo fue el tema de conversación fue sobre lo inteligente que se ha vuelto todo y alguien dijo: “Menos nosotros, que seguimos igual de cenutrios que siempre”. El título del disco tiene que ver con los tebeos de ciencia ficción que leíamos de pequeños. Lo nuestro tiene un poco de regreso del espacio, de ovnis, de rara avis...


En canciones como 'Firme aquí' abordan con ironía cuestiones como el caso de las preferentes. ¿Qué otros problemas actuales planean en sus letras?

La mayoría de la canciones del disco tienen más de una lectura, y más de dos. Hay algunas abstractas y otras como 'Firme aquí' que son muy concretas. 'Mare Nostrum', por ejemplo, habla de la inmigración, las pateras, el Mediterráneo como cementerio... pero hay otras canciones que no tienen una lectura tan clara. Intento ser muy visual y provocar algo, una reacción, no me importa que sea concreta o abstracta, sino visceral. Lo que ocurre con la realidad social que estamos viviendo de unos años para acá es que nos ataca a un nivel muy íntimo. Y todo eso, a la hora de escribir una canción tiene que salir por alguna parte. No pienso que sea una obligación para un artista reflejar la sociedad de su tiempo sino provocar, en el sentido de remover, ir más allá del lenguaje normal. Hacer su trabajo bien, nada más.


¿Siguen siendo los mismo que antes de su disolución?

Claro que no. Nadie es el mismo que hace diez años. Tenemos el mismo DNI pero la gente cambia. Por suerte, seguimos trabajando en la música y hemos aprovechado la oportunidad de trabajar con músicos buenísimos y de aprender mucho, porque un grupo es un ente muy cerrado y llevábamos 20 años metidos ahí. Hemos vuelto muy enriquecidos profesionalmente. Y como personas, creo que estamos más tranquilos. Con 50 años estás más tranquilo que con 40 o 30. Porque no queda otra, no por otro motivo (risas). Lo que sí notamos es que sonamos mejor, tenemos más experiencia y hemos aprendido mucho a la hora de trabajar en equipo al servicio de una canción.


En su trayectoria musical nunca han estado solos. Han mantenido un público fiel que les ha seguido desde el comienzo...

Este disco tiene una presión extra porque es un reencuentro. Nuestra gente tiene un recuerdo y eso hay que respetarlo. Hay que estar igual o por encima de ese nivel. Pero es una cuestión que hay que aparcar un poco a la hora de escribir y ensayar y trabajar lo mejor que se pueda. La idea era coger toda la energía que habíamos generado sobre el escenario desde que nos juntamos hace tres años y volcarla en un nuevo disco para no perderla. La única forma que tiene un músico de conservar eso es grabando canciones nuevas, demostrando estar en forma, en consonancia... y que podemos tener 50 años y meter la misma caña o más que cuando teníamos 20. Eso sí, después nos tenemos que ir al hotel.


Muchos califican su música como la banda sonora de la conciencia, honesta y coherente. ¿Se identifican con esos valores?

Lo que mandan son las canciones. No recuerdo haber hecho nunca reuniones estratégicas sobre qué hacer o qué línea seguir. Hemos ido canción a canción, ensayando casi todos los días. Si funcionaba un tema, lo incorporábamos al repertorio y si no, nada. Cuando teníamos 12 o 13 grabábamos un LP. La dinámica de toda la vida: escribir, ensayar grabar, girar y vuelta a empezar. Así es este trabajo.


Mantienen su sonido de siempre como si no hubiera pasado el tiempo…

El concepto es el mismo solo que suena un poco mejor (risas). Nos preguntan bastante si hemos tenido que forzar el sonido 'enemigo'. Pero qué forzar, si estamos los cuatro de siempre tiene que sonar a Enemigos a la fuerza. Hay otros grupos que sufren cambios de personal y ahí me imagino que sí se nota pero en nuestro caso no es así. Lo raro sería que sonara a otra cosa.


Sin embargo, 'Vida Inteligente' también ha recibido algunas críticas que lo tachan de ser más flojo que sus anteriores trabajos...

Yo diría que no. Todos los discos de enemigos han tenido en mayor o menor porcentaje medios tiempos y baladas. Lo que pasa es que en directo explotamos más la parte cañera y es por lo que se nos conoce.


En este nuevo trabajo también exploran su faceta de viejos rockeros y hasta se dan un aire e Rosendo Mercado en 'Cementerio de elefantes'...

No es un guiño muy intencionado pero al terminarla dije: “Pues parece Rosendo”. Es un buen espejo en el que mirarse. Es un rock en el que la letra es una coña sobre el veterano del rock. Pensé que tendría mucha gracia que la hiciéramos nosotros y claro, suena a veterano del rock, a Rosendo.


En tiempos como estos, ¿es más necesario que nunca que una banda de las de toda la vida siga demostrando pasión por los escenarios?

Necesario, necesario, no. Pero sí es saludable que cuatro tíos que se separaron hace diez años y que han pasado la cincuentena se vuelvan a juntar sin resentimientos ni nada, hagan canciones nuevas y demuestren que están en forma. El rock no es solo cosa de veinteañeros. Se puede hacer con 20, con 30, con 40, con 50, 60, 70... No es tan multitudinario como antes ni lo volverá a ser, probablemente. Pero esos tres acordes tienen mucha magia... y no desaparecerá así como así. La historia, en nuestro caso, está siendo muy emocionante y muy bonita por lo inesperada. Nos juntamos para hacer un bolo y nos sentimos tan a a gusto que hemos seguido. Nos compenetramos y la gente lo está pasando muy bien, devolviendo la energía, es el 'feedback' que hace falta en los conciertos.


En la industria discográfica ustedes siempre han marcado su propio camino pero ¿nunca les han tentado para dejarse llevar?

No creo que nos hayan visto tampoco muy para eso. Creo que con el tiempo ha jugado un poco a nuestro favor. Al principio desconcertábamos mucho porque la escena musical española en los 80 y a principios de los 90 era muy sectaria y muy compartimentada. Nosotros hemos sido siempre más eclécticos. En nuestros discos podías encontrar desde retazos de blues  punk... siempre hemos sido muy abiertos dentro de lo que es el rock en castellano, que es lo que nos define.


¿Seguirá con su carrera en solitario o le gustaría compaginarla con la nueva etapa de Los Enemigos?

Ahora mismo estamos muy centrados en esta gira para ver cómo encajan los nuevos temas del disco en concierto. Pero igual que el resto de componentes seguirán con sus proyectos. yo también sacaré un quinto disco. Lo ideal sería compaginarlo. Eso sería la leche.


En la actualidad, ¿quiénes son los enemigos de Los Enemigos?

Solemos tener muchos colegas de todo tipo en la profesión. No tenemos piques con ningún grupo. Somos muy amigos de gente muy dispar. Y enemigos, enemigos, pues los dolores de muelas (risas). Como grupo, hubo una temporada en que nuestro mayor enemigo éramos nosotros y eso está ya superado. Y una vez superado eso cada uno puede con todo. Si surge un enemigo para lo que sea pues se le mira de lado y ya está. El tema es que el enemigo no esté dentro de uno mismo. Pero eso ya pasó.