Alcorisa y Calanda renuevan sus proyectores en plena crisis de las salas de cine

Junto con el cine Maravillas en la capital, estas dos localidades son las únicas de la provincia de Teruel que afrontan la transición digital

La Junta directiva de la Peña Club Paraíso Caracas dice adiós al antiguo proyector.
Alcorisa y Calanda renuevan sus proyectores en plena crisis de las salas de cine
L. PERALTA

A pesar de la crisis de las salas de cine en España y de la retirada de las películas en 35 milímetros –hecho que obliga a adquirir proyectores digitales–, Alcorisa y Calanda han decidido afrontar el gasto que supone comprar estas nuevas máquinas. Ambas localidades bajoaragonesas se unen así al cine Maravillas de Teruel, primero de la provincia en proyectar en formato digital.


En Calanda, el nuevo proyector –estrenado en junio– ha supuesto un gasto de unos 40.000 euros para la asociación cultural y recreativa Luis Buñuel, encargada del cineclub desde febrero de 1986. La entidad, con 540 socios, dice que ha conseguido realizar la inversión gracias a las subvenciones municipales y a una buena gestión, pues los asociados solo debido abonar las cuotas ordinarias. "Si queríamos traer películas de estreno, era la única opción", dice el presidente de la asociación, Manuel Herrero.     


En 2013, 4.031 calandinos asistieron a sus proyecciones en la Sala de Cultura, cedida por el Ayuntamiento y recientemente reformada, las cuales vuelven este mes.  


En Alcorisa, la llegada de la nueva máquina de proyección es inminente. La asociación Peña Club Paraíso Caracas, responsable de la sala del municipio, ha aportado 60.000 euros. De momento, los 997 socios ya han abonado el 50% y se espera que, en una segunda cuota, puedan pagar el resto. La agrupación recibirá una subvención municipal de 15.000 euros que será utilizada para acondicionar el cine, cuyas instalaciones no se han modificado desde su apertura en 1982. "Al tener que pagar primero el proyector para justificar las subvenciones, todo se complica", explica Jorge Azuara, presidente del club.   


La asociación espera reanudar las proyecciones a finales de mes. Cada película atrae a unas 100 personas, 150 en el caso de las sesiones infantiles. "Con el nuevo aparato, las películas, en vez de demorarse tres meses en llegar, lo harán en 15 días, por lo que esperamos que haya menos pérdidas", señala Azuara.  Cierre histórico

Si para las asociaciones es complicado mantener las salas, para las empresas resulta una tarea "asfixiante". El cine Maravillas es el único que sobrevive en la capital turolense. "Estar solos nos favorece, pero ya casi no nos llegan subvenciones y el apoyo institucional ha disminuido mucho", comenta el gerente, Nacho Navarro. ‘Ocho apellidos vascos’ ha sido el balón de oxígeno que le ha permitido igualar las cuentas este año, muy debilitadas tras la adquisición del proyector digital. "Tenemos que aguantar; si no trabajas, no ingresas nada", añade.  


El emblemático Teatro Cine Marín no pudo afrontar el paso a la era digital y tras años de pérdidas fundió su pantalla a negro el pasado 1 de enero. Desde el Casino –encargado de su gerencia en los últimos años–, su secretario, Fernando Balén, apunta que será un trabajo arduo reabrir la sala, que nació en 1918 y solo interrumpió su programación en la Guerra Civil. 


Han cerrado también los cines de otras localidades turolenses como Alcañiz o Valderrobres. En el caso de la capital bajoaragonesa, cerró en abril de 2013 por falta de público y en el caso del Matarraña, tras 10 años de actividad, en 2008 al no haber entendimiento entre la gestora y las instituciones.