Por los muy atrayentes conceptos de los que parten sus historias, se nota que Alex Garland ha sido guionista (escribió ‘28 días después’, ‘Sunshine’ y ‘Dredd’) antes que director. En ‘Civil War’, su cuarta película como cineasta, las resonancias y las lecturas fluyen ampliadas porque esta vez no las canaliza en el marco de la ciencia ficción o del terror, sino en el de la distopía que se siente peligrosamente cercana al tocar más la realidad. Garland expone que un conflicto bélico intestino y fratricida está destruyendo Estados Unidos, una premisa potente plasmada todavía con más fuerza y sugerencia al narrarse desde la figura del fotoperiodista. Los cuatro personajes principales ven y documentan la violencia con la dimensión de que el ‘territorio comanche’ por el que viajan no es un lugar olvidado y perdido, sino el eje del primer mundo y su país.

De sus trabajos, el autor ofrece el que mejor armoniza ideas y resultados. Lo lograba en ‘Ex Machina’ pero ‘Aniquilación’ y ‘Men’, en todo caso reseñables, reflejaban problemas al respecto. Exhibe un tratamiento entonadísimo, evidenciado en cómo modula las situaciones de tensión. Además, Garland acierta de lleno porque desecha la doble tentación de detenerse en las posiciones ideológicas y de tomar partido, lo que no quita que haya referencias y apuntes claros. Su decisión de no contextualizar la guerra ejerce asimismo su efecto en términos de tono.

El filme, producido por A24, sigue una estructura de ‘road movie’ y muestra un atractivo retrato del fotoperiodismo a pesar de que en su construcción se note la perspectiva externa. Kirsten Dunst, espléndida, interpreta a una experimentada reportera. Su mirada apagada expresa lo que bulle bajo su perfil curtido. El acostumbramiento al horror, con su carga crítica, presenta matices como señalan la adrenalina, el impacto o el miedo. Un cauce patente en el tramo final, contundente y de los que se recuerdan.