Zascandiles y murphynómanos
Nos estamos malacostumbrando en esta ciudad a disfrutar de una programación musical de altísima calidad, hasta el punto de que el melómano más irredento puede deleitarse una tarde-noche sabatina haciendo doblete con los magníficos conciertos de Za! y Elliott Murphy, tan diferentes como gozosos ambos. La velada comenzó en la rotonda de Delicias, con otra sesión del ciclo De la Raíz: ¿es un pájaro? ¿es un avión? No, son los Za!, ese muy bizarro dúo catalán integrado por Pau Rodríguez y Eduard Pou, cuya propuesta sonora constituye una audaz anomalía en el panorama de este país.
No resulta fácil explicar lo que hacen estos tipos; empiezan cantando a capella para luego lanzarse sobre ritmos africanos aderezados con guitarras noise y efectos electrónicos, luego se internan por vericuetos flamencos teñidos de experimentación radical, fruto de su colaboración con el cantaor Tomás de Perrate (con quien actuaron en la última edición del Periferias oscense), o se dejan llevar por cadencias jamaicanas entreveradas de oleadas electrónicas, loops y ecos dub; también aparecen ramalazos de psicodelia dadaísta, ruidismo, free jazz, disonancias y polirritmias, funk rock con aires magrebíes...
En fin, sorprendentes, zascandiles e irreverentes estos Za!, cuyo directo potencia sus virtudes más que sus grabaciones, pues se percibe que hay grandes dosis de improvisación, de juego, de interacción entre los dos músicos. Y para culminar la noche, el inmarchitable bardo Elliott Murphy volvió a dictar una clase magistral en La Casa del Loco con un concierto que fue de menos a más, lastrado al principio por esos incorregibles charlatanes que por suerte fueron acallados, y que tuvo una apoteósica recta final tras casi dos horas y media de grandes canciones y toneladas de emoción. El romance entre Murphy y el público aragonés sigue muy vivo.
