El cineasta y literato Jaime de Armiñán, fallecido este martes 9 de abril, era madrileño de cuna y crianza, pero le unían lazos de profundo cariño con Aragón. De hecho, dedicó a Aragón uno de los momentos más mediáticos de su vida, el discurso de aceptación del Goya de Honor que le concedió la Academia del Cine Español en 2014. El breve discurso, precedido de un repaso de sus trabajos y la ovación más calurosa de la noche, está protagonizado por una anécdota tan grotesca al principio como entrañable después, que entronca con Aragón, la jota y el amor a la tierra.

Jaime de Armiñán tenía el arte dentro y a su alrededor: casado con la genial Elena Santonja, directora y presentadora del espacio ‘Con las manos en la masa’, era por tanto cuñado de Carmen Santonja, el 50% del rompedor dúo musical Vainica Doble. Además, su abuela y su madre eran las actrices Carmen Cobeña y Carmita Oliver, y su abuelo materno, el dramaturgo y escultor Federico Oliver.

Por otro lado, esos amores del director y guionista con la tierra aragonesa y varios de sus moradores más insignes venía de lejos. El más especial y prolífico es el que mantuvo cinematográficamente con José María Forqué; el director y guionista zaragozano contó con Armiñán en numerosas películas como tallador de historias, empezando por ‘El secreto de Mónica’ (1962). También compartieron esfuerzos en ‘La becerrada’ (1963); ‘El juego de la verdad’ (1963); ‘Tengo 17 años’, protagonizada por Rocío Dúrcal (1964) o un segmento de ‘La muerte viaja demasiado’, película dividida en tres historias (1965).

El tándem funcionó de lujo en ‘La muerte viaja en baúl (1966); el documental taurino ‘Yo he visto a la muerte’ (1967) y ‘Un diablo bajo la almohada’, (1968), protagonizada por la sueca Ingrid Thulin, musa de Bergman en ‘Fresas salvajes’. En ‘Un tiro por la espalda’ (1964), de Antonio Román, ambos unieron fuerzas en el guión.

Con José Luis Borau

En su nutrida producción televisiva, Jaime de Armiñán tiene una conexión aragonesa clara en la serie de Forqué ‘Ramón y Cajal’ (1982), donde fue guionista. El rodaje incluyó localizaciones en Zaragoza y Huesca. 

Además, su recordado filme ‘Mi querida señorita’ (1972) tiene uno de los papeles más célebres en la carrera de José Luis López Vázquez. En aquella historia tan conflictiva, rodada en la España tardofranquista, compartió galones en el guión con el director de ‘Furtivos’, el zaragozano José Luis Borau. Además de la admiración de todo el cine aragonés y español, Borau despierta un cariño especial (por cuestión de raíces) en la localidad de Monegrillo, enclave muy cinematográfico desde el ‘Jamón, jamón’ de Bigas Luna. 

En 1990 Armiñán recibió el premio Ciudad de Huesca en el Festival de Cine de la capital oscense. Ese año, el Festival y la Diputación Provincial de Huesca editaron un libro sobre el cineasta, escrito por el antiguo director del Festival de Cine de San Sebastián (fallecido en 2019) Diego Galán.  

El cinéfilo, profesor universitario y columnista lechaguino Luis Alegre recordaba este miércoles que "su relación con Borau fue muy estrecha. Borau, además de coguionista, fue el productor de 'Mi querida señorita', que optó al Óscar ganado en 1973 por Buñuel en ese año con 'El discreto encanto de la burguesía' -película que representaba a Francia-. Además, planearon otros proyectos que se quedaron en agua de borrajas. Por otro lado, Jaime de Armiñán rodó en Huesca (en Graus y otros lugares) 'Al otro lado del túnel' (1994), con Maribel Verdú y Fernando Rey. Fernando murió poco después del rodaje".