Film Symphony Orchestra: Magnética música de cine
La voz melosa de Judit Uris atacaba la suite de ‘Skyfall’, de Adele, desde la penumbra con magnetismo cautivador, acompañada por la Film Symphony Orchestra a las órdenes de su carismático titular. Así, un Constantino Martínez-Orts teatral y elocuente, desde su pedestal circular, dirigió y presentó su nuevo espectáculo de la presente gira ‘Henko’ de la FSO. La cantante menorquina puso voz luego a las melodías de corte oriental de ‘Mulan’, de Goldsmith, y también a las armonías de ‘Pocahontas’, de Menken, que sonaron generalmente bien concertadas por la agrupación, envueltos todos en una luminotecnia atractiva con columnas luminosas verticales colocadas entre los atriles, de colores e intensidades cambiantes.
La FSO, siempre amplificada, ofreció las hechuras épicas de ‘Apolo 13’, de Horner, con el lucimiento del metal inherente a su raigambre levantina. Sonaron tan contundentemente solemnes como luego en ‘Star Trek’. Y estuvieron adecuadamente emotivos en melodías míticas como ‘Espartaco’, de North, –grandes esos violines en las posiciones agudas-, o en ‘Moon River’, de Mancini.
Como traca final llegó la música inefable del gran John Williams con triple representación. La FSO inició este triplete ganador con decisión, con la suite de ‘Siete años en el Tibet’, cuyo solo de cello fue sacado adelante con abundante arrojo. Una obra a la que siguió una interpretación apasionada de la muy especial ‘Suite Obi-Wan Kenobi’, que logró un alto grado de emoción en una sala Mozart prácticamente llena de un público fiel, de tres generaciones, que vibró con ese solo de trompa seguido de la cuerda en ‘ostinato’. Y fue una apoteósica ‘Indiana Jones y el Templo Maldito, créditos finales’ con la que la FSO rubricó este muy completo espectáculo musical y visual de casi tres horas de duración.
