LITERATURA. OCIO Y CULTURA

El testamento de Antonio Fernández Molina era un libro sobre Ramón Gómez de la Serna

El martes dos de abril se presenta en Cálamo la monografía que Raúl Herrero, editor de Libros del Innombrable, ha ordenado y rescatado 

Ramón Gómez de la Serna no solo era un vanguardista muy original, sino también un coleccionista de objetos.
Ramón Gómez de la Serna no solo era un vanguardista muy original, sino también un coleccionista de objetos.
Archivo HA.

ZARAGOZA. Mañana martes 2 de abril, en la librería Cálamo, se presenta un libro póstumo del escritor y artista Antonio Fernández Molina (AFM. Alcázar de San Juan, Ciudad Real, 1927-Zaragoza, 2005) sobre el gran autor de las vanguardias españolas Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963), que publica el sello zaragozano Libros del Innombrable que ya lleva varios años publicando la obra del escritor de ‘Solo de trompeta’, que residió muchos años en Zaragoza. Raúl Herrero, escritor editor y amigo de AFM, ha hecho una labor de corte y confección para que el volumen cobrase vida.

Así lo cuenta: «Llega a mis manos una carpeta azul con el rótulo ‘Ramón Gómez de la Serna’, escrito con la grafía de Antonio Fernández Molina. Lo hace como acto mistérico, ya que el material aflora una noche en lo alto de una estantería donde durante años no hubo nada. Me disculpo por introducir este episodio tan literario, pero se corresponde con los hechos», dice Herrero.

Se extiende el editor y poeta: «Bajo ala de cartapacio encuentro cobijados textos que Molina agavilló con el propósito de alentar un libro sobre Ramón: folletos y retales de prensa de distinta procedencia, artículos firmados por Molina, finamente extraídos de periódicos, a veces coreados por desemejantes borradores a máquina, a menudo en dos o tres versiones, disparejos mecanoscritos, sin mención a si fueron o no publicados, que no siempre encuentran un final; por supuesto, todos los documentos se vinculan con Ramón. Como sobretodo, una nota escrita a mano donde se refiere que pueden tomarse los renglones tanto de los recortes como de los borradores», añade Raúl.

Gestación y edición de un libro

El editor se enfrenta a una disyuntiva: ¿cómo se puede presentar el volumen a partir de materiales tan heterogéneos? Informa así de su proceder: «En especial, evito cocinar un conglomerado de artículos con forzosas entradillas y reiteraciones. Así que desmembro y organizo por temas los textos, cercenando duplicaciones y encuadres de contexto, salvo los que considero imprescindibles, así como las partes imposibles de reconstruir de los originales». Como si fuera un película, Herrero llevó a cabo una minuciosa labor de montaje y edición. Así lo narra: «Para que el curioso lector sepa del origen de cada parcela, doy a cada artículo un número que, a su vez, añado entre corchetes al comienzo del párrafo vinculado con esa referencia. Si dentro de la misma sección paso a otro texto, el interesado lo advierte porque de nuevo sitúo a la cabeza el número que lo identifica. Al final del volumen inserto el listado numérico con las referencias de los documentos. Mediante este sistema aligero el cuerpo del libro y proporciono una lectura de continuidad más plácida».

«La personalidad de Ramón Gómez de la Serna ha sido una de las más curiosas, atrayentes y sugerentes que ha producido nuestra literatura, y resulta difícil encontrar su igual en dotes imaginativas y creadoras»

En la carpeta de los textos sobre Ramón hay, sujeta, una separata de la revista Papeles de Son Armadans (n.º lxxxiii, febrero de 1963), de la que AFM fue secretario, con el texto ‘Ramón’, firmado por Camilo José Cela. «Por ello creo oportuno abrir el libro con una cita del mentado impreso. El sumario tiene broche final con cuatro artículos, firmados por Andrés Rubio, seleccionados de entre los varios incluidos en la carpeta. El ovillado lector sostiene entre sus manos un libro que no fue en vida del autor, pero que, casi por motivo de encantamiento, ahora lo es. Por último, quisiera agradecer a la familia de Fernández Molina su buena disposición y su licencia para elaborar este volumen. En el momento de cerrar el libro encuentro, por azar, un pasaje de Juan Ramón Jiménez, de 1928, donde califica a Ramón de “bueno de España”».

Retrato de Ramón Gómez de la Serna, que tanto influyó en Luis Buñuel, en 1928.
Retrato de Ramón Gómez de la Serna, que tanto influyó en Luis Buñuel, en 1928.
Archivo Libros del Innombrable.

El libro lo presentarán este martes dos en Cálamo, el editor, la pintora Isabel F. Echeverría (hija de AFM), el escritor de cine Alfredo Moreno y la poeta Mari Carmen Gascón Baquero, que dice: «Qué gran gran trabajo ha hecho Raúl. Cuánta generosidad y cuánta admiración la suya. Seguro que AFM estaría muy contento.Ha hecho una impresionante y generosa labor de edición».

El poeta, novelista y pintor Antonio Fernández Molina, un bohemio más que singular y talentoso, escribe, entre otras cosas: «La muerte de Ramón Gómez de la Serna fue un acontecimiento que debiera haber puesto sobre el tapete varias cuestiones relacionadas con la literatura y la creación artística en general. De Ramón Gómez de la Serna no se ha hablado lo suficiente, y puede asegurarse que las próximas generaciones de escritores lo ignoran», señala. Y redacta esta consideración: «Sin embargo, su personalidad ha sido una de las más curiosas, atrayentes y sugerentes que ha producido nuestra literatura, y resulta difícil encontrar su igual en dotes imaginativas y creadoras», dice.

Un coleccionador de imágenes

Agrega AFM que «su influencia ha sido muy grande, sobre todo en la poesía y en la prosa humorística, aunque esta última no se ha visto compensada con unos discípulos que hayan desarrollado las posibilidades de su mundo. Ramón representó una realización que en buena medida humana hubiera correspondido a dos o tres generaciones de escritores. Él solo acapara en nuestras letras casi todo el esfuerzo, la aventura y la realización de las vanguardias (...)». Su magisterio abraza a los poetas del 27 y a figuras como el aragonés Luis Buñuel. AFM recuerda que su obra es riquísima y muy abundante.

«Ramón representó una realización que en buena medida humana hubiera correspondido a dos o tres generaciones de escritores. Él solo acapara en nuestras letras casi todo el esfuerzo, la aventura y la realización de las vanguardias (...)».

«Nadie, casi creo que ni él mismo, ha llegado a saber exactamente el número de sus libros. Estos pasan de cien, pero al mismo tiempo son múltiples sus colaboraciones de toda índole, que mantuvo en las más diversas publicaciones a todo lo largo de su vida. Su gran imaginación estaba teñida de ironía. Él se reía de su propia sombra y supo comunicar a la literatura un gran desenfado, por eso, a veces, sus libros nos dan descomunales sorpresas. (…) No hay duda de que la importancia de Ramón en nuestra literatura puede ser muy semejante a la de Quevedo, o a la de Goya y Picasso en la pintura».

AFM no excluye elementos autobiográficos, recuerda a la profesora que le habló de Ramón y su relación con Luisa Sofovich, viuda del escritor, con la que se escribió varias veces gracias a su amistad con Alejandra Pizarnik.

«Él se reía de su propia sombra y supo comunicar a la literatura un gran desenfado, por eso, a veces, sus libros nos dan descomunales sorpresas. (…) No hay duda de que la importancia de Ramón en nuestra literatura puede ser muy semejante a la de Quevedo, o a la de Goya y Picasso en la pintura»

AFM dice que Ramón es «el escritor español más original de nuestro siglo» y también lo saluda como «el creador de la greguería, el paciente buscador de objetos», y asegura que fue «un coleccionador de imágenes».

DOS POETAS DE LA PALABRA, EL INGENIO Y EL HUMORISMO

Ficha del libro. ‘Ramón Gómez de la Serna’. Antonio Fernández Molina. Edición, prólogo y notas de Raúl Herrero. Libros del Innombrable: Biblioteca de Antonio Fernández Molina. Zaragoza, 2024. 168 páginas.

Los dos autores. 

Pionero de la vanguardia, gran amigo del oscense Ramón Acín (lo invitó a dar una conferencia en Huesca), el escritor madrileño practicó todos los géneros, creó las greguerías (poesía con humor e ingenio y metáfora) y firmó libros mestizos como ‘La nardo’, ‘El circo’, ‘Los muertos y las muertas’, ‘Senos’, ‘Automoribundia’, ‘Goya’, 'Pombo', etc. Está claro que el joven postista que fue Antonio Fernández Molina -que publicó más de 50 libros de poesía, de narrativa, de género mestizaje y de ensayo- se identificó con él.

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