Crudo Pimento: Radicalismo de la huerta
Crudo Pimento, el producto más lisérgico de la huerta murciana, pasó casi de incógnito el sábado por Zaragoza: la muy escasa promoción de su concierto tuvo como consecuencia que el singular dúo formado por Raúl Frutos e Inma Gómez actuara en una sala López semivacía. Una verdadera lástima, pues estamos sin duda ante uno de los proyectos sonoros más agitadores y heterodoxos que jamás han existido en este país; música para oídos audaces y poco apta para espíritus timoratos.
Así, el espectador asiste más bien perplejo al insólito ejercicio de un individuo, Raúl Frutos, tocando al mismo tiempo la guitarra eléctrica -con la mano izquierda sobre el mástil- y la batería -con la derecha y el pie en el bombo-, mientras su compañera Inma Gómez golpea con una baqueta un bajo destartalado o toca una marímbula hecha con una caja de pimentón de su tierra. Entre ambos, desatan una abrupta tormenta sónica que deja descolocado a cualquiera, combinando músicas populares y experimentación radical para elaborar un personalísimo discurso en el que conviven retazos de folclore y ruidismo hardcore, ecos de blues asilvestrado y aproximaciones al flamenco, pinceladas de reggae y dub con trazas de rock industrial, entre otros muchos y variopintos ingredientes.
Piezas como ‘Grande es la ciudad para un pequeño mono que grita’, ‘Con sangre de quien te ofenda’, ‘Yo vine a traer la guerra’, un ‘Allohawaii bodoque’ que se retuerce sobre sí mismo y estalla en mil pedazos, ‘Pantame’, ‘Garra y padre’ o ‘Cadáver divertido’ dejan al oyente extenuado por el intenso fragor que desprenden, mientras que sus incursiones flamencas (en forma de tientos, verdiales o saeta) desde una perspectiva distorsionada les emparentan con el Morente de ‘Omega’ pasado por un puchero alucinógeno. Imposible clasificar a estos murcianos marcianos con otra etiqueta que no sea la de su propio nombre.